Aquí empiezan las notas geográficas de
Ghalessia, ya que es así como he decidido llamar a nuestro continente, una
inmensa masa de tierra que apenas ha sido explorada, en mis viajes no he
conseguido alcanzar ni la famosa cordillera del núcleo, que según los antiguos
textos de los enanos se encuentran en el centro del continente, separando su
parte este de la oeste.
En primer lugar, lo idóneo sería
presentarme, pues sí os voy a hablar de mis viajes, deberéis ponerme una
personalidad adecuada. Soy Bulceon de Moley, vigésimo primer duque de Harmelt,
originario de dicha ciudad, con una importante riqueza personal, sino como creéis
que he podido pasarme cincuenta de mis casi ochenta años de edad paseándome por
las tierras conocidas. Mi nombre es el mismo que el de uno de mis antepasados,
el séptimo duque, más conocido por ser el preceptor de Freddrick IV, el justo.
Soy ciudadano del reino de Thargensis, el más pacífico y adelantado reino de
Ghalessia. Pero de mi reino ya hablaré en mis notas.
Lo primero sería explicar por qué le he
dado este nombre al continente. Podríais pensar que ha sido por mi cara bonita,
pero no señor, yo soy un estudioso, y antes de embarcarme en el viaje de mi
vida, estuve, o más bien financie una expedición a Klemmar, una antigua mina
enana que se creía perdida, pero que debido al azar alguien había encontrado.
Según algunas informaciones, libros arcaicos que habían sobrevivido en la
biblioteca de Fheler, (hum, tal vez sí que debería hablar de Thargensis pronto)
y hablaban de la existencia de una mina enana llena de una riqueza
incalculable, lo cual hizo que muchos aventureros pasarán años revisando las
montañas que rodean el reino, en busca de la mina en cuestión. La verdad es que
se encontraron otras, pero aunque había riquezas no del nivel de lo que contaba
el libro en cuestión.
Pero debemos volver a Klemmar, la mina o
mejor dicho para el entendimiento general, la ciudad enana. Mientras los
aventureros que había pagado para que se encargarán de rebuscar por todas las
ruinas, creyendo que habría oro, joyas o cualquier cosa que su imaginación
había ideado, yo busque en los grandes salones hasta que encontré unos inmensos
murales con las runas sagradas, la escritura de los enanos, un lenguaje que
había estudiado, y pude observar la riqueza que se refería en el antiguo tomo,
la historia de los enanos de Ghalessia.
Podría hablar sobre la historia de los enanos
y necesitaría tanto tiempo como el que he estado viajando, pero para saber
porque este continente se llama así, debo referirme a las primeras runas, las
de la creación de los enanos, que a primera vista son curiosas, pero encierran
todo el significado de ser enano:
“Gh’al creó la tierra, con todas sus formas. Cuando estuvo seguro, creó a
los Gh’alkan, los hijos de Gh’al, los moradores de la tierra, los domadores de
la roca, los excavadores que poblaron la tierra, crearon los grandes salones,
que encontraron los tesoros que dejó Gh’al para ellos. Y en la roca prosperaron
y se extendieron por toda Gh’alessia ampliando su poder.
Pero Gh’al utilizó los restos y permitió que se creara vida, impura, sobre
la roca, donde el sin techo era azul durante unas horas, cuando una luz lo
invadía todo y una oscuridad inmensa cuando la luz les abandonaba. Y en esa
impureza aparecieron los Gh’akenss, los no bendecidos, los que no eran
elegidos. Ambos grupos crecieron separados durante siglos, unos arriba y otros
abajo.
Muchos siglos antes de que los Gh’akenss del este de Gh’alessia provocaran
la gran calamidad, aparecieron los Ungh’al, los finitos, los de edad corta, que
comparados con los Gh’alkan y los Gh’akenss sus vidas nunca pasaban de la
juventud...”
Claramente podemos entender que Gh’al era
el dios de los enanos y ellos eran los Gh’alkan. Los Gh’akaness o impuros eran
los elfos, se puede ver que las malas relaciones entre ambas razas venían desde
el albor de los tiempos. También parece que ambas razas vivían sin mezclarse
entre ellas, pero entonces llegamos nosotros los finitos, los Ungh’al. Lo que
sí podemos ver es que el continente era la tierra de Gh’al y por tanto la
llamaban Gh’alessia, nombre que yo he rescatado, como última dádiva a la raza
desaparecida.
Así, que con la información
que encontré en Klemmar, me prepare y me lancé yo también a la aventura, a
descubrir los diversos reinos y culturas que había por esta tierra. Un viaje
que como ya he dicho me llevo cincuenta largos años, pero que me llenaron de vivencias.
Yo os iré contando todo lo que conozco de las tierras de Ghalessia.
Muy interesante señor Bulceon de Moley, mi nombre es Suara Baal. Un placer. Seguiré sus andanzas y aventuras. Algunas veces comentaré y le haré sugerencias otras me limitaré a observar. He observado, por cierto, como sugerencia, que deberíais poner algunas comas, y algunas oraciones deberían ser revisadas para optimizarlas. Por lo demás, espero impaciente que continué con su labor. Bienvenido la mundo del bloggero.
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