Seguidores

martes, 30 de junio de 2020

El mercenario (32)

Había llegado el momento de actuar. Los matones del LSH se habían alejado unos de otros, dejando el espacio suficiente para que ninguno pudiese darse cuenta si un compañero caía o de dónde venían los disparos asesinos. Solo escucharían el ruido del disparo, pues Jörhk carecía de un supresor del ruido.

-       Tío Bart, ¿sigues ahí o estás llorando por tu pobre hermano muerto? -susurró Jörhk mientras apuntaba al primero de sus presas.

-       Te voy a hacer tragar tus malditas chanzas, mamón de mierda -espetó Bartholome.

-       Primer patito muerto -dijo Jörhk al tiempo que disparaba, alcanzando a uno de los matones en toda la cabeza. El cuerpo salió catapultado hacia atrás. El ruido del disparo resonó por todo el lugar, por lo que el resto de enemigos se pusieron a buscar de donde había venido y si había alcanzado a alguien-. Vamos a por el siguiente.

-    Te voy a arrancar… -empezó a gritar Bartholome, pero Jörhk apagó el auricular.


Los miembros del LSH estaban nerviosos, pero se notaban que eran unos pobres aficionados, pues no se habían escondido lo suficiente. En el ejército, cuando se sabía que había un francotirador te parapetabas detrás de cualquier lugar para evitar ser visto. Estos se movían como gallinas sin cabeza. Buscó a su nueva presa. No se ocultaba y miraba hacia abajo, aupándose a la barandilla y sobre ella se quedó, meciéndose en el aire, con su fusil colgando y la cabeza destrozada por el segundo disparo. Con el segundo muerto el resto de matones se empezó a coordinar mejor, pero aún eran unos aficionados. Uno de ellos, el más avispado se había colocado tras una columna y parecía que daba órdenes. Debido a la posición en la que estaba Jörhk no podía escucharles, pero estaba seguro que estaba pidiendo ayuda. No podía ser más idiota, aunque eso le era más beneficioso a él. Era hora de irse de allí, pero antes debía matar a otro, para que ellos supieran donde estaba. Así que eligió a su tercera víctima y lo mató.

Antes de marcharse, comprobó que otro de los supervivientes ya estaba señalando a algún punto cercano a donde estaba él. Era hora de poner un señuelo. Colocó uno de los fusiles de los primeros hombres que había matado de forma que pudieran verlo desde abajo. Si actuaban como él pensaba, intentarían mantenerle atento a los de abajo y mandarían un grupo arriba. Aunque se encontrarían a nadie. A excepción de un pequeño detalle de su parte, uno explosivo. Cuando terminó de poner su trampa se marchó, aunque después de hacer un par de disparos más con un aparatito que había colocado, un pequeño dispositivo que haría disparos al azar en el tiempo, eso pondría nerviosos a los de abajo y creerían que seguía allí.

Jörhk se marchó por la puerta de mantenimiento y descubrió que el ascensor estaba operativo. Lo llamó y cuando la compuerta se abrió, descubrió a dos hombres del LSH. Estos estaban más sorprendidos que él y no se defendieron. Jörhk disparó contra ellos, entrando al ascensor, pisoteando sus cuerpos. Mientras descendía hasta el piso donde estaba la sala de seguridad, registró los bolsillos de los muertos. Tomó más dinero y células de energía para las armas, munición.

Cuando el ascensor se abrió comprobó que allí no había nadie. Sin duda habían movilizado a casi todos los hombres para cazarlo detrás del cartel de publicidad. Eran unos primos. Sin nadie que le saliera al paso, se dirigió hacia la puerta del cuarto de seguridad. No estaba cerrada y pudo ver que solo había dos hombres delante de las consolas. En una pantalla enorme estaba la imagen del cartel, apuntada al cañón del fusil, que en ciertos momentos hacía un disparo al azar. Los dos hombres vestían diferentes, por lo que uno era del LSH y el otro el operario del edificio. Jörhk entró sigiloso y se colocó tras el hombre que era del LSH, con un movimiento rápido le rompió el cuello y sacó su pistola, apuntando al otro hombre que le miraba con miedo. Puso uno de sus dedos índices ante sus labios, indicándole que guardase silencio.

-       Él era del LSH, pero me da que tú no -susurró Jörhk-. No me gusta matar a gente que no ha hecho ningún daño. Así que te voy a dar a elegir, te largas, te escondes o huyes. O por otro lado acabas como este. ¿Por cual de las vías  te decides?

-       ¡Por esta! -respondió el hombre que intentó tomar una pistola que tenía junto a él. Jörhk disparó la suya, matándolo.

-    Mala elección -murmuró Jörhk, pensando que ese hombre era un colaboracionista del LSH.


Sabía que ahora podía tener menos tiempo, ya que alguien podía haber escuchado su respuesta y el disparo. Pero había ido allí por una cosa y la iba a conseguir. Dependía su vida y las del piso 50F de ello.