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domingo, 7 de junio de 2020

Ascenso (30)

Los vítores fueron disminuyendo y Ofthar levantó la mano para que regresara el silencio. Los tharn y los guerreros se callaron, pues el que pedía silencio era su señor.

-       Ya llegará el momento de celebrar como es debido este acontecimiento -comenzó a decir Ofthar-. Pero aún hay cosas que debo anunciar. Primero, Elthyn, ponte de pie. Mi corte estará en la ciudad de Bholonov, una ciudad que fue creada para ser una capital. Por lo que como Rheynnal es el gobernador de las Llanuras, tú, Elthyn, serás el gobernador de los Prados. Me servirás a mí y serás mi representante en Isma. ¿Aceptas el nombramiento?
-       Sí, mi señor -asintió Elthyn. 
-    En ese caso, debemos volver a lo que nos ocupa ahora mismo, la guerra -prosiguió Ofthar-. Que pase mi senescal.

Hubo un rumor que corrió por la sala, que no se detuvo hasta pasados unos segundos, cuando apareció Mhista que llevaba encadenado a un guerrero joven. Elthyn y Elthero lo reconocieron como el oficial del ejército de Whaon que defendía el puente. Ambos sabían que Whaon no había sido capturado, pero este oficial era una buena presa y tal vez revelase como su señor había huido. Mhista, serio, llevó a Maynn ante Ofthar.

-       Estás ante el señor de los Ríos, Llanuras y Prados, póstrate y habrá clemencia -espetó Rhennast, amenazante.
-       Mi señor -murmuró Maynn, dejándose caer de rodillas ante Ofthar, antes de Mhista cometiera un desliz. Ofthar pensó que esa mujer debía amar a su amigo, pues se humillaba para no hacer quedar mal a Mhista y mantener el engaño. Por un momento ganó puntos ante él.
-       Por lo que sé, eres un importante oficial del ejército de Whaon, ¿es cierto? -inquirió Ofthar.
-       Lo soy, mi señor.
-       ¿Cómo consiguió huir tu señor, si teníamos controladas las puertas de la ciudad? -siguió el interrogatorio Ofthar.
-       Uno de tus súbditos te traicionó, apareció en el castillo, antes de que lo hiciera tu senescal, mató a los subordinados que iban con él y se llevó al señor Whaon.
-       ¡Miente! -gritaron varios de los tharn más cercanos, mientras se creó un nuevo barullo-. ¡Miente como un bellaco!
-       ¡Silencio! -gritó Rhennast, lo que se llevó a rajatabla.
-       ¿Quién y por qué? -prosiguió Ofthar. 
-    No sé su nombre, pero sé que era el oficial que dirigía el ataque del amanecer contra el puente del Orgha -respondió Maynn con voz clara-. Su pago será que Whaon lo convertirá en un tharn de los pantanos o de los prados. Pero eso no lo sé.
 
Nuevos murmullos se extendieron por la sala, pero esta vez no eran de enfado, sino de comprensión. El nombre de Velery se iba pasando de persona a persona y no parecía que les resultara una sorpresa que él les hubiera traicionado. Dentro de los Isnark ya se hablaba de desollarlo vivo si le cazaban. Los murmullos se suavizaron para la siguiente pregunta de Ofthar.

-       ¿Por qué no escapaste con tu señor y Velery?
-       Porque tu senescal y sus guerreros me lo impidieron. Él -Maynn señaló a Mhista-, me capturó tras un agotador combate. Tenéis un senescal muy duro y leal. Un guerrero sin igual.
-       Eso ya lo sé -aseguró Ofthar, que recordó algo que había dicho Maynn antes-. ¿Por qué has dicho que Whaon puede hacer a Velery tharn de los Prados? Se le ha expulsado de aquí, ahora yo soy el señor de los Prados. No tiene ejército para volver y tal vez ni para defender su tierra.
-       Una flota de naves de guerra sube por el gran río, llegará a la altura de la fortaleza de Phalcka en una semana o algo más -anunció Maynn para consternación de todos los presentes-. Son guerreros voluntarios del señor de los Mares junto a mercenarios, tanto de otros señoríos, como de las tierras al otro lado del gran río. Son más que lo que queda de tu ejército. Y recuerda que la fortaleza de Phalcka sigue en posesión del señor Whaon. Al otro lado del puente, las tropas de Whaon se recomponen y esperan los refuerzos.
-       ¿Por qué nos cuentas esto, Maynn? ¿Por qué vendes a tu señor? -quiso saber Ofthar, intrigado porque ella revelase información tan importante.
-       Porque el señor Whaon no se da cuenta que pronto el tampoco será señor de nada -explicó Maynn-. Si el ejército de los Mares toma los Prados, tendrá su base para someter los Pantanos, los Ríos y las Llanuras. Pero los Pantanos queremos ser libres. por eso quiero hacer una alianza contigo, señor Ofthar. Si con esto vences al ejército de los Mares, yo mismo te entregaré a Whaon y Velery. Pero a cambio permitirás que el hijo de Whaon gobierne los Pantanos. Tendremos paz. 
-    Paz -repitió Ofthar-. Paz y el hijo de Whaon gobernando, ¿bajo tu tutela?

Maynn no respondió nada, solamente asintió con la cabeza, lo que hizo sonreír a Ofthar. No se había esperado que esa joven mujer tuviera unas pretensiones tan altas. Pero la verdad es que le importaba poco. Lo que realmente le preocupaba era el ejército de los Mares y era sin duda un peligro para sus intereses y los de todos.
  

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