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domingo, 29 de marzo de 2020

Ascenso (20)

Los días siguientes a que el ejército se pusiera en marcha hacia Isma, fueron muy parecidos. Tras desmontar el campamento de campaña, que levantaban todas las tardes, antes de que se pusiera el Sol, para poder preparar unas defensas para un probable ataque nocturno, se ponían de nuevo en marcha. Recorrieron las llanuras de cultivos y prados verdes donde debería estar pastando el ganado. Pero para la desgracia de Ofthar y sus hombres, los mercenarios de Whaon habían pasado rapiñando con todo, como si una nube de langostas fuesen. Habían matado animales y vaciado los graneros. Los agricultores que quedaron atrás se lamentaban que llegaría el invierno y con él, el hambre y la muerte.

A parte de los campos, también dejaron atrás pequeñas aldeas humeantes, víctima de la codicia de los mercenarios. Algunos hombres libres se acercaban al ejército solicitando ayuda y protección, pero Ofthar negaba tal ayuda, pues necesitaba a todos sus soldados para expulsar a Whaon y su ejército de ratas. En muchas de estas aldeas se hablaba de raptos de mujeres libres, cuyos maridos habían perecido en la puerta de la casa o estaban con el ejército de Ofthar. Las noticias de estas desapariciones crisparon más el ánimo de los hombres, sobre todo los del primer cuerpo que clamaban por la venganza.

Así recorrieron el territorio del señorío durante cuatro días, acercándose al cauce del río Orgha. Fue la propia caballería la que descubrió a las tropas de Whaon, un buen número de guerreros atrincherados tras unas defensas construidas rápidamente, pero óptimas, al otro lado del puente. Rhime y Mhista se volvieron a maravillar por el grado de vaticinio que había tenido Ofthar, cuando los piquetes les informaron. El estado mayor se adelantó hasta la cabeza, para ver a lo que se iban a enfrentar.

En una colina pelada de árboles, tapizada por hierba verde, se mantenían Ofthar, Rhennast, Rhime y Mhista. Más atrás, en la ladera contraria se encontraba su escolta y las tropas que iban llegando. Ofthar había ordenado montar ahí el campamento de marcha, aunque aún era mediodía. Elthyn, con Elthero y Ahlback, el líder de los Bhalonov, se habían unido a ellos, según habían dejado a sus hombres levantando el campamento.

-       Serán unos cuarenta, más o menos -indicó Mhista, mirando con detenimiento-. Han levantado un terraplén de tierra a ambos lados de la calzada, donde han construido una puerta. Si son listos tendrán arcos, para impedir que se cruce el puente.
-       Lo serán -asintió Ofthar, que no esperaba que Whaon hubiese sido tan hábil levantando esas defensas, simples pero que les costaría sudor pasarlas. Habría que tomarlas al ataque y eso sería un gasto de vidas-. Rhime, envía a la caballería a buscar algún vado. Id al norte, lejos de Isma.
-       ¿Por qué no al sur? -preguntó Elthyn.
-       Los del sur pueden estar controlados -respondió Ofthar, comprensivo-. Pueden ir de la ciudad a los vados con facilidad. En cambio al norte, sería exponer a sus hombres -entonces se volvió a Rhime-. Cuando encuentren uno, que dejen guardias camuflados y que vuelvan a informar. Entonces haremos nuestra jugada.
-       Así se hará, mi señor -asintió Rhime, que se marchó de allí al galope.
-       ¿Quién les dirigirá? -dejó caer Mhista.
-       Supongo que alguien de la confianza de Whaon -aseguró Ofthar, que miró a Elthyn-. Prepara a tus hombres. Elige a quién creas que es idóneo para realizar un ataque. Debemos hacer creer al que les dirige que vamos a ir de frente. Antes de que caiga la noche quiero un asalto. A ver de qué eres capaz.
-       A tus órdenes, mi señor -asintió Elthyn, alejándose con su estado mayor.
-       ¿Crees que conseguirá algo? -quiso saber Mhista. 
-    No lo creo -murmuró Ofthar-. Solo quiero que haga un paripé y de paso ver cómo es la defensa de los enemigos.

Ofthar esperó a que dijera alguien algo más pero no fue así. Un par de horas después observó con Mhista, Rhennast y Rhime como unos cincuenta guerreros avanzaron formando un muro de escudos por el puente mientras arqueros protegidos por hombres con escudos desde las riberas mantenían ocultos a los defensores de los terraplenes. Tal y como esperaba Ofthar, los guerreros cruzaron el puente hasta cierto punto y fueron recibidos por piedras y flechas. Al ver que era imposible seguir hacia delante, retornaron con cuidado a la seguridad de su orilla.

Cuando Elthyn se presentó ante Ofthar, este se enteró que el propio muchacho había dirigido a los atacantes, lo que provocó una regañina hacia el joven. Pero la operación había sido un éxito. Elthyn informó que le parecía que solo eran cuarenta, muchos de ellos siervos arqueros y no hombres de armas. Aunque les dirigía un guerrero joven de mirada penetrante y con una cita de malla de gran belleza. Ofthar tuvo un presentimiento sobre la identidad de ese capitán, aunque se lo cayó. En el informe del joven Isnark, dejó claro que no había tenido heridos y creía que algún defensor había sido víctima de las flechas de sus arqueros.

Por su parte Rhime informó que se había dado con un vado varias leguas al norte. Mhista fue enviado con un centenar de guerreros a caballo. Debía cruzar el vado y acercarse sin ser visto. Cuando realizasen su siguiente ataque, al amanecer del día siguiente, Mhista caería sobre ellos y tomarían las defensas, privando a Whaon de cuarenta hombres y un buen oficial.