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domingo, 14 de junio de 2020

Ascenso (31)

El ejército solo se quedó durante una jornada más en Isma, debían cubrir la distancia que les separaba de la fortaleza de Phalcka. Durante ese día, Ofthar estuvo reunido con casi todos los líderes, incluido con el tharn de los Pantanos, Jernnal. El tharn Jernnal quería un trato digno a sus hombres, ya que eran guerreros de los Pantanos. Aseguraba que debía recibir la libertad cuando la guerra se terminara. Al final le despachó con palabras llenas de rencor y Jernnal fue encarcelado con el resto de sus hombres, sin que se hubiera decidido su destino. Rhime fue el que pidió clemencia para ellos, pues si se llegaba a la paz con el señorío de los Pantanos debería haber gestos o no se obtendría más que una tregua temporal. Ofthar tenía toda su mente y sus esfuerzos usados para la nueva amenaza y dejó el asunto de los prisioneros para cuando hubieran acabado con la flota de los Mares.

La población de Isma vio con pena como el ejército marchaba en dirección noreste, hacia los pantanos. Debido a la necesidad de llegar lo antes posible, Ofthar dividió su ejército en dos grupos. El primero sería todo caballería. Se habían hecho reunir todas las monturas posibles, principalmente para los guerreros y algunos siervos arqueros, los mejores usando el arco. Ofthar dirigía este primer grupo, junto a Mhista, Rhennast, Elthyn y Elther. Rhime con Rheynnal, Elthero y otros líderes menores mandaban el segundo grupo, compuesto con los guerreros que quedaban y casi todo el thyr. Ellos debían ir por detrás de la columna de caballería. La misión de Ofthar era tomar la fortaleza de Phalcka sin que el enemigo se diera cuenta y cuando llegara Rhime se enfrentarían al enemigo. Ofthar ya había preparado un plan, siempre que llegasen antes que la flota de los Mares.

Durante la jornada en Isma, Ofthar había hablado con Elthero, sobre Phalcka. El antiguo señor de la fortaleza le habló de un pasadizo que le había permitido salir de ella sin que el enemigo se diera cuenta. Tuvo que dejar a unos cuantos hombres para que él y otros muchos pudieran huir, pero que pareciera que se resistía con honor. Ofthar comprobaría que el enemigo no había localizado ese pasadizo. Pero tenía otro plan para entrar en la fortaleza.

La columna de caballería avanzaba sin demorarse mucho. Solo paraban por la noche para dormir y descansar. Se ponían en marcha antes del amanecer y se paraban cuando las estrellas ya iluminaban el cielo. De esa forma divisaron los pantanos en la lejanía para la cuarta jornada. Si los cálculos de Ofthar eran correctos, Rhime tardaría en llegar tres jornadas o algo más. Se internaron en un bosquecillo para quedar ocultos de la visión de los vigías de la fortaleza. Según las palabras de Elthero, la salida del pasadizo estaba en una cabaña abandonada en ese bosque. Para su sorpresa, no encontraron allí ningún soldado de Whaon ni espías. Por lo que Ofthar supuso que no habían encontrado el túnel. En la cabaña se reunieron Mhista, Rhennast, Elthyn y Elther, también había hecho venir a Maynn.

-       Mañana a primera hora recuperaremos Phalcka -anunció Ofthar-. Pero el enemigo al otro lado debe creer que sigue en sus manos. Debemos controlar las puertas exteriores, las interiores y el puente levadizo. Además de impedir que la guarnición avise de alguna forma.
-       Parece difícil, mi señor -murmuró Elther. 
-    Lo es, pero si hacemos todo como lo ideado, podría ser más fácil de lo que parece -aseguró Ofthar, mientras sacaba un códice enrollado de un zurrón que mantenía un siervo entre las manos-. Miremos el plano.

Ofthar desenrolló el códice, donde Elthero había dibujado la fortaleza de Phalcka con toda fiabilidad que había podido. La fortaleza estaba formada por tres zonas principales. La fortaleza principal, formada por una torre de cuatro pisos, de piedra, erigida en lo más alto de la colina. Estaba rodeada por una muralla de piedra rematada por una empalizada de madera, al igual que la ciudad de Isma. Dentro de esa defensa había establos, forjas y almacenes de alimentos. Había una única puerta que miraba hacia el norte. Rodeando a la muralla interna había una segunda empalizada con base de piedra. Esta segunda muralla unía las dos puertas principales, una al este, en la que estaba el puente levadizo por el que se accedía al puente antiguo que cruzaba el pantano hasta la primera de las islas que formaban el territorio de los Pantanos. La segunda puerta miraba al oeste y era el acceso exterior a la fortaleza. La tercera zona era una aldea con una empalizada que estaba anexa a la muralla exterior del lado oeste. Esta empalizada tenía una puerta cercana a la de la muralla exterior y rodeaba una cala que servía de puerto.

-       Según Elthero, la salida del subterráneo está en esta forja, pegada a la puerta de acceso -señaló Ofthar en el plano-. Si no lo han encontrado, podemos tomar la puerta de la muralla interior. Orot, dirigirás a cien guerreros y protegerás la puerta y de paso iréis eliminando a la guarnición. Orot debéis ser rápidos y ágiles. No permitas que adviertan al enemigo.
-       Así se hará mi señor -asintió Orot, con el pecho henchido. 
-    Puedes elegir a los que creas mejores para este ataque -indicó Ofthar-. Mhista, Rhennast, Maynn y yo junto a una docena de hombres iremos a la puerta exterior. Maynn deberá hacernos entrar. Si quiere que sus pretensiones se cumplan, deberá ayudarnos. Una vez dentro, nos haremos con esa puerta y avisaremos a Elthyn que estará esperando en la linde del bosque con el resto de los hombres. Deberá lanzarse al ataque y venir en nuestro auxilio. ¿Entendido?

Los allí presentes asintieron con la cabeza, pero Ofthar vio que Maynn miraba el plano y no estaba muy convencida con las palabras de Ofthar.
   

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