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domingo, 20 de agosto de 2017

N. G. de G.: Los Señoríos del Sur (1)



El territorio de este reino tan particular se encuentra al otro lado del continente, el contrario al reino de Thargensis, en el sur, casi en línea recta. Como reino unificado lleva solo unos pocos años, tras la unificación llevada a cabo por la coalición del Señor de los Ríos. Antes, el territorio estaba dividido en los llamados Señoríos, pequeños reinos menores. Desde la unificación, a los lugareños que pregunte, me indicaron que era el periodo de verdadera paz que había tenido en una multitud de años, desde la guerra civil tras la muerte del último señor de las cascadas, Naradhar III.


La historia es caprichosa y Naradhar III fue un rey curioso. Por lo visto tuvo demasiados hijos e hijas, a los que siempre quiso complacer y por ello, no pudo designar un heredero para todo el reino, sino que lo dividió, para que todos tuvieran algo. Esto no fue del gusto de ninguno de ellos y al morir el padre todos se autoproclamaron señor de las cascadas, lo que dio lugar a una guerra civil. Tras años de guerra, muerte y miseria, los hijos al ver que no eran capaces de vencer al resto se fueron quedando con los territorios que habían recibido de sus padre, naciendo así los señoríos. Pero algunos generales crearon también sus propios territorios, asqueados del dominio de los malcriados hijos de Naradhar. Los señoríos creados fueron: el de los ríos, el de las llanuras, el de los pantanos, el de los prados, el de las marismas, el de los mares, el de Bheler, el de las montañas, el de las estepas, el de los torrentes, el las nieves, las praderas, los cielos y en el sur el de los hielos. Hoy en día, ya solo siete de ellos existían antes de la unificación. Los otros habían sido anexionados a los actuales tras conquistas militares o uniones matrimoniales.


La sociedad de este reino es complicada, se divide en dos grupos principales, los hombres libres y los siervos. Los hombres libres dirigen la vida de los señoríos, de las ciudades, de los pueblos y las aldeas. Los siervos pertenecen a los hombres libres y llevan a cabo todos los trabajos para los que fueron asignados. Los siervos viven en un régimen de esclavitud, pero normalmente son tratados bien, como iguales de sus señores, aunque siempre han existido casos contrarios, aunque en ese caso el resto de hombres libres han recriminado esa conducta, pues al final los siervos son una propiedad muy valiosa.


Desde el señor de un territorio, que es la cúspide de la sociedad, hoy en día el rey (señor de las cascadas), seguido por los gobernadores de los antiguos siete señoríos, por debajo están los tharnes, nobles que figuran en comarcas, en casos son extensas y a veces prácticamente inexistentes. Hay tharn que en verdad tienen el título, pero es debido a otras valías y no tierras, o que gozan del puesto de general. Bajo los tharnes, se encuentran los therks, que es un título correspondiente a capitán, dirigen a los hombres en la guerra, ya sean guerreros (hombres libres) o el thyr (el ejército de los siervos). Luego estarían el resto de hombres libres y finalizando la jerarquía, los siervos.


Antes de ver cada territorio actual y hablar del señor de las cascadas, hay que puntualizar un par de datos más. La sociedad de los señoríos es politeísta, tienen un importante panteón de dioses y bestias celestiales. Dentro de los hombres libres hay un estamento muy respetado tanto por sus congéneres como por los siervos, el grupo de los sacerdotes, hombres dedicados a hablar y comunicar lo que los dioses quieren de los hombres. Siempre son varones, pues cualquier otra cosa sería herético. Pueden estar solteros o tener familia. Es habitual que lleven una especie de túnica blanca sobre sus ropas, apretada por un cinturón del que cuelgan un buen número de bolsas de cuero, entre las que se encuentra la “tyre”, donde mantienen sus runas, o piezas de hueso con runas talladas, que usan para descifrar el mensaje de los dioses, al lanzarlas sobre una bandeja de plata, por sacerdotes de ciudades, o una tablilla de madera, en aldeas. Estos sacerdotes también estudian la naturaleza, saben de remedios y son llamados para dilucidar problemas.


En el panteón de los dioses, su cabeza el Ordhin, el gran padre, representa la mente, la sabiduría, la furia, la guerra y en parte la muerte. Se dice que todos los muertos irán a su gran banquete, en el su gran morada en el monte Orssink, al que los mortales sólo pueden escalar superando las pruebas que el gran dios ha puesto para ellos. Hay que mencionar, que los guerreros deben morir con la espada en las manos si quieren llegar al banquete, sino se perderán en los páramos yermos del inframundo, gobernado por el dios Bheler.


El segundo dios de importancia es Thoin, que es el guerrero, por lo que es venerado por estos con devoción. También representa a la fuerza, la juventud y la guerra. En las escasas reproducciones de le ve como un guerrero, con cota de malla, piezas de refuerzo, hacha y escudo.


Ni menos importancia tiene Bhaled, hijo de Ordhin, señor de la belleza y la inteligencia, los sacerdotes, los artesanos y algunos bardos lo veneran.


Frigha, esposa de Ordhin y madre de Bhaled, representa al hogar, al amor y la fertilidad. En los ritos matrimoniales se pide su protección, y ayuda para tener hijos, así como en las fiestas del comienzo de la primavera, para tener buenas cosechas.


Barghi, es el dios de la mayoría de los bardos, pues representa la sabiduría, la elocuencia, la poesía y las canciones. Esto es así porque en este lugar carece de cultura escrita, sino un gran número de bardos que recuerdan las historias del pasado. Solo los más grandes señores guardaron una parte de la cultura en códices y pergaminos. Pero la población en general prefiere escuchar una buena canción mientras toman una buena jarra de cerveza, que leer.


Nhert es el dios de la naturaleza, de todo lo que rodea al pueblo del sur, por lo que le veneran con tanta fuerza que al gran Ordhin.


Askhon es el dios de los mares, pero no todos le rezan, pues hay zonas sin océano.


Lorhk, es un dios problemático, le gusta jugar con los mortales, representando al fuego, la suerte y el engaño. Si los sacerdotes notan su presencia en una lanzada de runas nunca pueden asegurar la visión, pues puede ser una ilusión del jocoso dios.


Bheler es un dios que poco o nada pasa su tiempo en el monte Orssink, ya que rige el inframundo, a la tierra de las arenas negras, del aire viciado y del calor calcinante. Los mortales que llegan allí, suelen ser personas malditas, criminales o expulsadas de la sociedad. Rara vez se ve con Ordhin, excepto para las reuniones importantes. El invierno a veces se relaciona con él.


Aparte de estos dioses mayores, según cual sea el territorio aparecen una serie de dioses menores a los que los sacerdotes hablan por el bien de los mortales. Además hay una serie de bestias celestiales, animales sagrados que moran tanto en la tierra de los mortales y el monte Orssink. Son los guardianes de los territorios de los señoríos.


Orkkon, el gran jabalí, que protege los bosques y las riberas de los ríos.


Attinor, un inmenso oso de las nieves gigante, se encarga de las llanuras heladas, los bosques nevados y las islas de hielo.


Vhalanna, la gran águila parda, una de las protectoras de las montañas, siendo señora de los cielos.

Binardha, la señora de los mares, las costas, las islas y todo aquello que quede bajo las aguas del mar, está representada como una manta.


Ashmha, protectora de las ciénagas, los pantanos y las aguas oscuras, es una sinuosa serpiente de agua, hay que tener cuidado con ella, pues es venenosa y le gusta atraer humanos a su reino, para devorarlos, ya que enviaría a quienes tienen patas, algo que ella carece.


Thonku, el gran alce negro, segundo protector de las montañas, señor de los bosques de montaña, los riscos, las caídas y los valles.


Rhasdi, protector de las llanuras verdes, estepas, colinas y pastos, siendo un hermoso caballo blanco. Se dice que excepto Ordhin nadie tiene derecho a montarlo.


Lhinvi, mora en las simas, en lo profundo de las minas, en la oscuridad y se le asocia al dios Bheler, su forma es un chacal oscuro, de ojos rojos, de pequeño tamaño, por lo que otros piensan que es una rata grande.

A partir de aquí se hará mención a cada uno de los señoríos que han permanecido hasta la unificación.

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