El territorio de este reino tan particular
se encuentra al otro lado del continente, el contrario al reino de Thargensis,
en el sur, casi en línea recta. Como reino unificado lleva solo unos pocos
años, tras la unificación llevada a cabo por la coalición del Señor de los
Ríos. Antes, el territorio estaba dividido en los llamados Señoríos, pequeños
reinos menores. Desde la unificación, a los lugareños que pregunte, me
indicaron que era el periodo de verdadera paz que había tenido en una multitud
de años, desde la guerra civil tras la muerte del último señor de las cascadas,
Naradhar III.
La historia es caprichosa y Naradhar III
fue un rey curioso. Por lo visto tuvo demasiados hijos e hijas, a los que
siempre quiso complacer y por ello, no pudo designar un heredero para todo el
reino, sino que lo dividió, para que todos tuvieran algo. Esto no fue del gusto
de ninguno de ellos y al morir el padre todos se autoproclamaron señor de las
cascadas, lo que dio lugar a una guerra civil. Tras años de guerra, muerte y
miseria, los hijos al ver que no eran capaces de vencer al resto se fueron
quedando con los territorios que habían recibido de sus padre, naciendo así los
señoríos. Pero algunos generales crearon también sus propios territorios,
asqueados del dominio de los malcriados hijos de Naradhar. Los señoríos creados
fueron: el de los ríos, el de las llanuras, el de los pantanos, el de los
prados, el de las marismas, el de los mares, el de Bheler, el de las montañas,
el de las estepas, el de los torrentes, el las nieves, las praderas, los cielos
y en el sur el de los hielos. Hoy en día, ya solo siete de ellos existían antes
de la unificación. Los otros habían sido anexionados a los actuales tras
conquistas militares o uniones matrimoniales.
La sociedad de este reino es complicada,
se divide en dos grupos principales, los hombres libres y los siervos. Los
hombres libres dirigen la vida de los señoríos, de las ciudades, de los pueblos
y las aldeas. Los siervos pertenecen a los hombres libres y llevan a cabo todos
los trabajos para los que fueron asignados. Los siervos viven en un régimen de
esclavitud, pero normalmente son tratados bien, como iguales de sus señores,
aunque siempre han existido casos contrarios, aunque en ese caso el resto de
hombres libres han recriminado esa conducta, pues al final los siervos son una
propiedad muy valiosa.
Desde el señor de un territorio, que es la
cúspide de la sociedad, hoy en día el rey (señor de las cascadas), seguido por
los gobernadores de los antiguos siete señoríos, por debajo están los tharnes,
nobles que figuran en comarcas, en casos son extensas y a veces prácticamente
inexistentes. Hay tharn que en verdad tienen el título, pero es debido a otras
valías y no tierras, o que gozan del puesto de general. Bajo los tharnes, se
encuentran los therks, que es un título correspondiente a capitán, dirigen a
los hombres en la guerra, ya sean guerreros (hombres libres) o el thyr (el
ejército de los siervos). Luego estarían el resto de hombres libres y
finalizando la jerarquía, los siervos.
Antes de ver cada territorio actual y
hablar del señor de las cascadas, hay que puntualizar un par de datos más. La
sociedad de los señoríos es politeísta, tienen un importante panteón de dioses
y bestias celestiales. Dentro de los hombres libres hay un estamento muy
respetado tanto por sus congéneres como por los siervos, el grupo de los
sacerdotes, hombres dedicados a hablar y comunicar lo que los dioses quieren de
los hombres. Siempre son varones, pues cualquier otra cosa sería herético.
Pueden estar solteros o tener familia. Es habitual que lleven una especie de
túnica blanca sobre sus ropas, apretada por un cinturón del que cuelgan un buen
número de bolsas de cuero, entre las que se encuentra la “tyre”, donde
mantienen sus runas, o piezas de hueso con runas talladas, que usan para
descifrar el mensaje de los dioses, al lanzarlas sobre una bandeja de plata,
por sacerdotes de ciudades, o una tablilla de madera, en aldeas. Estos
sacerdotes también estudian la naturaleza, saben de remedios y son llamados
para dilucidar problemas.
En el panteón de los dioses, su cabeza el
Ordhin, el gran padre, representa la mente, la sabiduría, la furia, la guerra y
en parte la muerte. Se dice que todos los muertos irán a su gran banquete, en
el su gran morada en el monte Orssink, al que los mortales sólo pueden escalar
superando las pruebas que el gran dios ha puesto para ellos. Hay que mencionar,
que los guerreros deben morir con la espada en las manos si quieren llegar al
banquete, sino se perderán en los páramos yermos del inframundo, gobernado por
el dios Bheler.
El segundo dios de importancia es Thoin,
que es el guerrero, por lo que es venerado por estos con devoción. También
representa a la fuerza, la juventud y la guerra. En las escasas reproducciones
de le ve como un guerrero, con cota de malla, piezas de refuerzo, hacha y
escudo.
Ni menos importancia tiene Bhaled, hijo de
Ordhin, señor de la belleza y la inteligencia, los sacerdotes, los artesanos y
algunos bardos lo veneran.
Frigha, esposa de Ordhin y madre de
Bhaled, representa al hogar, al amor y la fertilidad. En los ritos matrimoniales
se pide su protección, y ayuda para tener hijos, así como en las fiestas del
comienzo de la primavera, para tener buenas cosechas.
Barghi, es el dios de la mayoría de los
bardos, pues representa la sabiduría, la elocuencia, la poesía y las canciones.
Esto es así porque en este lugar carece de cultura escrita, sino un gran número
de bardos que recuerdan las historias del pasado. Solo los más grandes señores
guardaron una parte de la cultura en códices y pergaminos. Pero la población en
general prefiere escuchar una buena canción mientras toman una buena jarra de
cerveza, que leer.
Nhert es el dios de la naturaleza, de todo
lo que rodea al pueblo del sur, por lo que le veneran con tanta fuerza que al
gran Ordhin.
Askhon es el dios de los mares, pero no
todos le rezan, pues hay zonas sin océano.
Lorhk, es un dios problemático, le gusta
jugar con los mortales, representando al fuego, la suerte y el engaño. Si los
sacerdotes notan su presencia en una lanzada de runas nunca pueden asegurar la
visión, pues puede ser una ilusión del jocoso dios.
Bheler es un dios que poco o nada pasa su
tiempo en el monte Orssink, ya que rige el inframundo, a la tierra de las
arenas negras, del aire viciado y del calor calcinante. Los mortales que llegan
allí, suelen ser personas malditas, criminales o expulsadas de la sociedad.
Rara vez se ve con Ordhin, excepto para las reuniones importantes. El invierno
a veces se relaciona con él.
Aparte de estos dioses mayores, según cual
sea el territorio aparecen una serie de dioses menores a los que los sacerdotes
hablan por el bien de los mortales. Además hay una serie de bestias
celestiales, animales sagrados que moran tanto en la tierra de los mortales y
el monte Orssink. Son los guardianes de los territorios de los señoríos.
Orkkon, el gran jabalí, que protege los
bosques y las riberas de los ríos.
Attinor, un inmenso oso de las nieves
gigante, se encarga de las llanuras heladas, los bosques nevados y las islas de
hielo.
Vhalanna, la gran águila parda, una de las
protectoras de las montañas, siendo señora de los cielos.
Binardha, la señora de los mares, las
costas, las islas y todo aquello que quede bajo las aguas del mar, está
representada como una manta.
Ashmha, protectora de las ciénagas, los
pantanos y las aguas oscuras, es una sinuosa serpiente de agua, hay que tener
cuidado con ella, pues es venenosa y le gusta atraer humanos a su reino, para
devorarlos, ya que enviaría a quienes tienen patas, algo que ella carece.
Thonku, el gran alce negro, segundo
protector de las montañas, señor de los bosques de montaña, los riscos, las
caídas y los valles.
Rhasdi, protector de las llanuras verdes,
estepas, colinas y pastos, siendo un hermoso caballo blanco. Se dice que
excepto Ordhin nadie tiene derecho a montarlo.
Lhinvi, mora en las simas, en lo profundo
de las minas, en la oscuridad y se le asocia al dios Bheler, su forma es un
chacal oscuro, de ojos rojos, de pequeño tamaño, por lo que otros piensan que
es una rata grande.
A partir de aquí se hará
mención a cada uno de los señoríos que han permanecido hasta la unificación.
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