Este reino se encuentra en el sur de
Ghalessia y su existencia ha pasado desapercibida durante mucho tiempo, más
debido a su localización y a su sentimiento de independencia que a la actuación
de los mercaderes. La primera vez que oí hablar de él, fue por la casualidad
del destino, ya que fui recibido en la corte de Tharkanda en el mismo momento
que se presentaba la embajadora plenipotenciaria del reino del Mar de la Luna,
ante el monarca de Stey. La embajadora Ácrea, pues así se llamaba, me invitó a
visitar su capital, Sicto. Como explorador, ante un reino prácticamente
desconocido por el resto de países de Ghalessia, no me pude resistir y la
acompañe a su reino cuando ella regresó.
Este curioso reino se encuentra más allá
de las llanuras de Phalannor, escondido tras los impenetrables bosques oscuros
de Rhatton al sur y Bhecka al norte. La única forma de alcanzar el reino es
remontar el río Irecka, hasta llegar al Mar de la Luna, un inmenso lago
interior que ocupa el centro del reino. Las orillas noreste, este, sur y oeste
pertenecen al reino, donde hay pueblos amurallados y multitud de granjas,
mientras que la noroeste pertenece a los llamados piratas del Mar de la Luna y
en la suroeste se encuentran las estepas de Ussandar, donde moran los agresivos
Hunbhandar. Más allá, naciendo en el mar del sur y girando hacia el este, al
norte del gran lago, se encuentra la cordillera del Colmillo. El Mar de la Luna
recibe las aguas de tres grandes ríos, el Yhaddor, el Appoc y el Irecka, y por
otros tres desagua, por lo que reciben los mismos nombres, como si no existiera
el lago.
En medio del lago se encuentra la isla del
Ensueño, en cuya costa oeste se erige la capital del reino, Sicto, una ciudad
en dos alturas, construida sobre un importante acantilado. La primera altura es
una ciudad dispuesta en semicírculo, rodeada por una muralla curva, con torres
y una única puerta que queda en el centro de la misma. En esta parte se
encuentran las viviendas de la mayoría de la población de la ciudad, así como
las herrerías y talleres, los silos y almacenes de comida y otras mercancías,
todo tipo de locales, posadas, burdeles, teatros, bibliotecas, etc. También se
encuentran los cuarteles de la guardia de la ciudad y el recinto de la
universidad, pues en esta ciudad el conocimiento y la creación de ideas es algo
muy valorado. La biblioteca de la universidad es el edificio más antiguo de
todos ellos y los maestres aseguran que hay tomos de gran valor y sobretodo
escritos mucho tiempo atrás, por los antiguos moradores de Ghalessia. La verdad
es que los maestres de Sicto me aseguraron que aún no han podido descifrar la
lengua en la que se escribieron, lo que me llevo a investigar uno de esos
códices y maravillarme al ver un tomo de la lengua pura, el idioma de los altos
elfos de antaño. De todas formas no les di a entender que sabía la quien había
escrito el libro, porque creo fehacientemente que inmiscuirme les privaría a
tales eruditos el placer de estudiarlos ellos.
Para alcanzar el segundo nivel de la
ciudad o nivel superior hay que ascender por una empinada y larga cuesta que
termina en una poderosa puerta de piedra, engarzada en una nueva sección de
muralla y más torres, construidas desde la piedra del borde del acantilado. En
este nivel superior, destaca la mole que es el palacio real, un edificio de
planta en forma de cruz, de seis pisos, donde los dos primeros albergan una
cárcel, los cuarteles de la guardia real, una taberna militar y las cocinas,
junto sus alacenas. Sobre estos se encuentran dos nuevos pisos, las estancias
públicas, como el salón del trono y un gran comedor, sobre el que se encuentran
las habitaciones privadas de la casa real. Los últimos pisos están reservados a
almacenes y las habitaciones de los criados de palacio. Las paredes exteriores
parecen una mezcla, pues los pisos inferiores parecen los de un castillo,
mientras que los superiores un palacio de amplias ventanas y balconadas
imposibles.
Rodeando el palacio se encuentran los
jardines reales y ante la entrada principal, la plaza de armas, donde se pueden
ver a los soldados de la guardia real ejercitándose y en los días importantes
se llenan de ciudadanos para saludar a la reina.
En este nivel también hay algunas
haciendas más, de prohombres o miembros alejados de la familia real, como es el
príncipe Ferdheran y su familia. Este hombre, de unos sesenta y un años es
actualmente el heredero de la corona, pues la persona reinante, Sirnef IV,
carece de descendencia. Ambos personajes son primos, pero la curiosidad de todo
es la circunstancia de que la reina parece, o por lo menos en la recepción que
dio a mi llegada así me pareció, tener no más de treinta años de edad, por lo
que dudo que el príncipe llegue a cumplir su posible sueño de heredar el trono
de su prima.
Realmente la embajadora Ácrea me aseguró
que la reina Sirnef tiene en realidad sesenta años, pero o mis ojos me engañan,
o la embajadora es demasiado bromista. Sí que me indicó que todas las reinas
que han gobernado con el nombre de Sirnef, duraron mucho en el trono, pero de
ahí a que parezca inmortal hay mucho de burlesco.
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