El señorío de las montañas
El territorio de este señorío se encuentra
haciendo frontera con las praderas de Phalannor, donde moran las gentes de las
tribus Rhemma, los Nacka, los Inhork, y los temibles Khaslak. Entre los
territorios de estos guerreros nómadas y el señorío discurre el río Phalan. En
la parte norte del territorio se encuentran las cordilleras gemelas, Ramshaner
al oeste y haciendo frontera con el señorío de los ríos. Al este, lindando con
torrentes, afluentes del Phalan, se encuentra la cordillera de Phlannet. Entre ambas
se encuentra el valle de Phlassar, también conocido como el valle de las minas,
pues ahí se encuentran las principales minas de hierro, plata y oro del
señorío. Al sur de las montañas se encuentran las llanuras de Lhisor, donde las
tierras se pueden cultivar, pero durante una primavera corta y un verano casi
inexistente. En esta zona, cercana a la desembocadura del Phalan en el mar del
sur, se encuentra erigida la capital, Thymok. Más al sur nos encontramos con
las estepas nevadas, donde la nieve solo da tregua durante un mes, llenándose
de vida y flores, para posteriormente ser arrasada por la nieve y el hielo.
La sociedad de este territorio no difiere
en nada de las de sus vecinos, con la única excepción de que toda su economía
se basa principalmente en las minas del valle de Phlassar. La gran mayoría de
la producción es enviada hacia los otros señoríos, donde es vendida y de esa
forma conseguir excedentes de alimentos, en las regiones agrícolas o productos
de artesanía que ellos no elaboran. Además de la minería, también tienen una
industria maderera, pesquera y en menor medida agrícola de subsistencia. En las
regiones más sureñas, la caza y el comercio de las pieles genera ciertos
beneficios.
El emblema del señorío son tres lobos
grises rampantes, sobre el fondo marrón, correspondiente al del clan Rhamsha,
gobernante del territorio desde su creación, tras la guerra civil. El primer
líder del clan fue el señor Dheren, segundo hijo del rey Naradhar III. desde
entonces han regido el poder, hasta el golpe de estado que realizó el general
Ferdhan, del clan Mashta, donde asesinó al señor Dhummer, a quien se suponía que
era leal. Tras ello rompió la antigua alianza del señorío con el de los ríos,
firmada por el señor Dheremmer y el señor Ofthar. La guerra contra el señor
Osfhart no tardó en producirse, lo que terminó con la derrota total del señorío
de las montañas que no pudo luchar a la vez contra el señorío de los ríos y su
aliado el reino de Tharkanda, que envió a un ejército expedicionario a las
órdenes del príncipe Ivort. Tras la caída del general Ferdhan, se nombró a un
primo del señor Dhummer, Dhenniel, gobernador del territorio.
Desde casi su creación y antes como una
provincia del reino anterior, una de las mayores misiones de las gentes de este
territorio, era la defensa de los señoríos ante la amenaza de las incursiones
de las tribus nómadas del este, de las llanuras de Phalannor, en especial los
Rhesmma y los Khaslak. Por ello, este señorío tenía un importante ejército de
infantería y unos generales muy combativos. Así como unas armas muy cotizadas,
debido al acero que producen.
Como dato curioso, la mayoría de sus minas
son antiguas ciudades enanas, que fueron abandonadas por los primeros moradores
mucho antes de que los sureños se hicieran cargo de ellas. Se han aprovechado
los salones abiertos para las estancias de los mineros y como almacenes de
mineral, pero hasta mi visita, no se había ni intentado abrir ninguna de las
moradas de los enanos. Los sureños se habían limitado a pasar por delante de
las casas cerradas, pensando que solo eran relieves grabados en las paredes de
los túneles por alguna tribu ancestral.
La cultura de este señorío es idéntica a
la del resto, siendo muy importante la composición de cantares y baladas, para
homenajear a los guerreros y reyes de antaño, siendo todas las composiciones
transmitidas de forma oral por los bardos y poetas. Los sacerdotes y druidas
son muy respetados, mientras que carecen de hombres de ciencia. Más allá del
conocimiento de las plantas medicinales y ciertos remedios, esta sociedad vive
en una fase oscurantista, creyendo que el destino es quien les dirige por la vida.
A parte del panteón principal de dioses,
en este territorio se venera a:
Khanner, semidiós hijo de Thoin con una humana,
al que se le representa viajando en un carro tirado por dos lobos negros
gigantes, los Hathin. Recibió de su padre la misión de proteger a los humanos,
por lo que vigila a las fuerzas de la oscuridad y a los seres sin nombre del
inframundo durante las noches, para evitar que abandonen el reino de la tierra
negra y asalten el mundo humano. Se dice que va armado con una pesada lanza, cuya
hoja se creó con un trozo de la roca de la primera luna, Jhala, que el propio
Thoin consiguió para su hijo.
Dheton, engendro oscuro que Bheler creó a partir
de la sangre de Nhert, que consiguió mediante engaños y traiciones. El señor de
la muerte esperaba que Dheton fuera su mejor creación, pero Ordhin fue
advertido a tiempo y capturó a la criatura. Pero en vez de eliminarlo, tras la
mediación de Nhert, le ordenó vagar por el interior de la roca, para impedir
que Bheler enviase a sus huestes por ahí. Los mineros le rezan cuando bajan a
los oscuros túneles y algunos hasta afirman haber visto a la criatura, deforme,
temible y maligna en los más profundos. Pero la realidad es que le oran por
protección.
Cuando viajé a este
territorio, aún por la vida dura y el temor a las invasiones de las tribus,
descubrí una sociedad alegre, siempre agradable con los huéspedes y los
extranjeros.
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