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domingo, 3 de septiembre de 2017

N. G. de G.: Los Señoríos del Sur (3)




El señorío de las montañas


El territorio de este señorío se encuentra haciendo frontera con las praderas de Phalannor, donde moran las gentes de las tribus Rhemma, los Nacka, los Inhork, y los temibles Khaslak. Entre los territorios de estos guerreros nómadas y el señorío discurre el río Phalan. En la parte norte del territorio se encuentran las cordilleras gemelas, Ramshaner al oeste y haciendo frontera con el señorío de los ríos. Al este, lindando con torrentes, afluentes del Phalan, se encuentra la cordillera de Phlannet. Entre ambas se encuentra el valle de Phlassar, también conocido como el valle de las minas, pues ahí se encuentran las principales minas de hierro, plata y oro del señorío. Al sur de las montañas se encuentran las llanuras de Lhisor, donde las tierras se pueden cultivar, pero durante una primavera corta y un verano casi inexistente. En esta zona, cercana a la desembocadura del Phalan en el mar del sur, se encuentra erigida la capital, Thymok. Más al sur nos encontramos con las estepas nevadas, donde la nieve solo da tregua durante un mes, llenándose de vida y flores, para posteriormente ser arrasada por la nieve y el hielo.


La sociedad de este territorio no difiere en nada de las de sus vecinos, con la única excepción de que toda su economía se basa principalmente en las minas del valle de Phlassar. La gran mayoría de la producción es enviada hacia los otros señoríos, donde es vendida y de esa forma conseguir excedentes de alimentos, en las regiones agrícolas o productos de artesanía que ellos no elaboran. Además de la minería, también tienen una industria maderera, pesquera y en menor medida agrícola de subsistencia. En las regiones más sureñas, la caza y el comercio de las pieles genera ciertos beneficios.


El emblema del señorío son tres lobos grises rampantes, sobre el fondo marrón, correspondiente al del clan Rhamsha, gobernante del territorio desde su creación, tras la guerra civil. El primer líder del clan fue el señor Dheren, segundo hijo del rey Naradhar III. desde entonces han regido el poder, hasta el golpe de estado que realizó el general Ferdhan, del clan Mashta, donde asesinó al señor Dhummer, a quien se suponía que era leal. Tras ello rompió la antigua alianza del señorío con el de los ríos, firmada por el señor Dheremmer y el señor Ofthar. La guerra contra el señor Osfhart no tardó en producirse, lo que terminó con la derrota total del señorío de las montañas que no pudo luchar a la vez contra el señorío de los ríos y su aliado el reino de Tharkanda, que envió a un ejército expedicionario a las órdenes del príncipe Ivort. Tras la caída del general Ferdhan, se nombró a un primo del señor Dhummer, Dhenniel, gobernador del territorio.


Desde casi su creación y antes como una provincia del reino anterior, una de las mayores misiones de las gentes de este territorio, era la defensa de los señoríos ante la amenaza de las incursiones de las tribus nómadas del este, de las llanuras de Phalannor, en especial los Rhesmma y los Khaslak. Por ello, este señorío tenía un importante ejército de infantería y unos generales muy combativos. Así como unas armas muy cotizadas, debido al acero que producen.


Como dato curioso, la mayoría de sus minas son antiguas ciudades enanas, que fueron abandonadas por los primeros moradores mucho antes de que los sureños se hicieran cargo de ellas. Se han aprovechado los salones abiertos para las estancias de los mineros y como almacenes de mineral, pero hasta mi visita, no se había ni intentado abrir ninguna de las moradas de los enanos. Los sureños se habían limitado a pasar por delante de las casas cerradas, pensando que solo eran relieves grabados en las paredes de los túneles por alguna tribu ancestral.


La cultura de este señorío es idéntica a la del resto, siendo muy importante la composición de cantares y baladas, para homenajear a los guerreros y reyes de antaño, siendo todas las composiciones transmitidas de forma oral por los bardos y poetas. Los sacerdotes y druidas son muy respetados, mientras que carecen de hombres de ciencia. Más allá del conocimiento de las plantas medicinales y ciertos remedios, esta sociedad vive en una fase oscurantista, creyendo que el destino es quien les dirige por la vida.


A parte del panteón principal de dioses, en este territorio se venera a:


Khanner, semidiós hijo de Thoin con una humana, al que se le representa viajando en un carro tirado por dos lobos negros gigantes, los Hathin. Recibió de su padre la misión de proteger a los humanos, por lo que vigila a las fuerzas de la oscuridad y a los seres sin nombre del inframundo durante las noches, para evitar que abandonen el reino de la tierra negra y asalten el mundo humano. Se dice que va armado con una pesada lanza, cuya hoja se creó con un trozo de la roca de la primera luna, Jhala, que el propio Thoin consiguió para su hijo.


Dheton, engendro oscuro que Bheler creó a partir de la sangre de Nhert, que consiguió mediante engaños y traiciones. El señor de la muerte esperaba que Dheton fuera su mejor creación, pero Ordhin fue advertido a tiempo y capturó a la criatura. Pero en vez de eliminarlo, tras la mediación de Nhert, le ordenó vagar por el interior de la roca, para impedir que Bheler enviase a sus huestes por ahí. Los mineros le rezan cuando bajan a los oscuros túneles y algunos hasta afirman haber visto a la criatura, deforme, temible y maligna en los más profundos. Pero la realidad es que le oran por protección.
 
Cuando viajé a este territorio, aún por la vida dura y el temor a las invasiones de las tribus, descubrí una sociedad alegre, siempre agradable con los huéspedes y los extranjeros.

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