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domingo, 24 de septiembre de 2017

N.G. de G.: Los Señoríos del Sur (6)



El señorío de las praderas

La supervivencia de este señorío es un verdadero enigma, que aún hoy en día se debe estudiar. Su territorio es una extensión de praderas, tierras fértiles y llenas de vida, pero careciendo de grandes ciudades y una capital en toda regla. Dividido en una serie de clanes, que se reúnen cada primavera en un lugar, una colina en la que hay las ruinas de un antiguo templo, donde eligen al que será su señor por el siguiente año. Lo normal es que ese hombre sea señor durante toda su vida, pero el puesto no pasa a su hijo, ya que otro hombre puede estar mejor preparado para el puesto. Aquí la sucesión no es hereditaria. En su momento, se anexionaron el señorío de los torrentes.

Este señorío tiene frontera por el norte con el señorío de los ríos, por el sur con el de los hielos, al oeste, con el de las montañas, compartiendo parte de la cordillera de Ramshaner, el antiguo territorio del señorío de los torrentes. Mientras al oeste discurre el río Oniut que hace de frontera con el señorío de las estepas. Las tierras de los clanes son una multitud de granjas que pertenecen a una pequeña aldea con defensas de madera, estas aldeas normalmente están dirigidas por therk, capitanes a las órdenes de un tharn, que mora en un pueblo, rodeado de granjas. En las poblaciones de mayor tamaño se encuentra la residencia del jefe del clan.

Los moradores de estas praderas viven de la agricultura y de la ganadería, y solo las poblaciones cercanas a los bosques que rodean a las montañas de la cordillera de Ramshaner, se pueden dedicar a la minería y al sector forestal, así como la existencia de muchos torrentes, donde se sitúan molinos.

Su independencia durante todo este tiempo, tal vez se deba a que se alió con el señorío de los ríos y el de las montañas, lo que hizo que el resto de sus vecinos y los señoríos más alejados se lo pensaran dos veces antes de atacar al próspero señorío. Como única consecuencia tuvo que apoyar a sus aliados en guerras, en las que tal vez nunca se hubieran involucrado de por sí solos.

En ese señorío, aparte de lo ya comentado, siguen la cultura oral del resto de los señoríos, pero con el orgullo de haber tenido entre sus bardos a más de uno de los llamados “nushbarghi” o heraldos del dios Barghi, un título que solo se da a los más prolíficos y versados bardos. Entre ellos, se ha recordar a Shippo, bardo que llegó a poseer el título de nushbarghi. Vivió en la época del señor de los ríos Ofthar, quien fue el mecenas de Shippo. Se cree que compuso más de mil cantares, muchos de los cuales hoy en día han llegado hasta estos tiempos modernos. La mayoría de su temática fueron las gestas militares de sus patrones, pero también historias de valentía, las vidas de los héroes y los semidioses. Entre sus obras se encuentra el “Cantar de Onahmo, el gran cazador” y “Las gestas de Naradhar I”. Pero la obra de mayor renombre en su haber, es el “Cantar de Ofhar y Güit”, donde narra la vida y amor de ambos. Este poema, inmenso y lleno de poder, fue pedido por el propio mecenas, el señor Ofthar, para recordar la historia de sus padres, el canciller Ofhar y la bella Güit.

Como todos sus vecinos, creen en el panteón de dioses encabezados por Ordhin, pero tienen a sus propios dioses menores.

Orkhap, el último de los gigantes de piedra que moraron en esta tierra. Ordhin y sus hijos lucharon con ellos cuando estos quisieron tomar la tierra de los mortales. La gran mayoría murieron, y en el lugar donde lo hicieron se formaron las grandes cordilleras de Phlannet, Ramshaner y Ornniu. Orkhap al ver que era el último de sus hermanos, dejó la lucha y se sentó entre los cadáveres de sus camaradas, convirtiéndose en el pico Orkhap, la cresta más alta de la cordillera de Ramshaner. De allí es de donde provienen los torrentes que llegan hasta el señorío, que nacen de las inmensas lágrimas que aún vierten sus ojos semicerrados, por la tristeza de ser el único de los gigantes de piedra que vive en el reino mortal.

Anhep, diosa de la agricultura, de los cultivos y de la fertilidad, es la esposa del dios Barghi, no hay población que no la tenga en cuenta a la hora de querer tener buenas cosechas. Se dice que su belleza es única y que es la gran musa de Barghi. Por ello todos los bardos durante su vida buscan a su Anhep con desesperación.

Olvha, diosa de los animales, esposa de Nhert, hija de Ordhin y Frigha, una bella diosa que protege a todas las bestias desde el más indemne insecto hasta el poderoso oso blanco de los hielos. Aquellos que quieren tener a sus animales domésticos felices y productivos no deben olvidarse de mandarle plegarias a esta diosa. Los sacerdotes aseguran que el dios Nhert, mucho mayor que ella, al que se creía que iba a pertenecer soltero, la vio atendiendo a Orkkon y se enamoró de ella perdidamente.

Si se tiene la oportunidad de recalar por sus tierras, siempre es interesante quedarse un tiempo para escuchar a alguno de sus bardos recitar alguna canción o uno de los inmensos poemas.

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