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domingo, 10 de septiembre de 2017

N. G. de G.: Los Señoríos del Sur (4)



El señorío de los pantanos

Este señorío es uno de los de menor tamaño y más pobre de los que existe. Se encuentra situado en los pantanos de Nervoniut, una zona formada por aguas remansadas, islas lodosas, pequeñas islas de tierra, pequeños pero densos bosques en los lindes de las aguas cenagosas, que se extienden prácticamente por todo el territorio del señorío. Estos pantanos se desarrollaron en la unión entre el río Nerviuss y su afluente el Oniut. Se encuentra encajonado entre dos poderosos señoríos, al oeste el de los ríos y al este el de los mares. Por el norte está el cauce del Nerviuss y al sur, los señoríos de las praderas y las estepas.

La población de este señorío es pequeña, ya que la agricultura no se consiguió arraigar en las islas, excepto en las pocas que son de tierra. Las gentes viven de la pesca en los canales, labores artesanales del cáñamo y otras plantas fibrosas. También producen una buena variedad de hierbas medicinales, aunque esta no es una industria muy económica.
La capital, Onissur, se encuentra en la isla más grande de este territorio pantanoso. Debido a su situación, no es un asentamiento rodeado de una muralla de piedra, sino que posee un sencillo terraplén, coronado por una empalizada de troncos. La defensa de Onissur se encuentra basada principalmente en la propia ciénaga que la rodea y que para llegar a la isla, hay que cruzar unos puentes que son izados por unas grandes grúas. Lo cual hace prácticamente imposible asaltar la ciudad.

El señorío fue creado por Galanenon, del clan Irnt, tercer hijo de Naradhar III, que fue el primero en autoproclamarse heredero real de su padre y rey. El resto de sus hermanos le declararon la guerra y tras una serie de derrotas, se escondió en los pantanos con los supervivientes de sus leales. Viéndose imposible doblegar a sus hermanos, se le designó como el rey de los pantanos, por parte de su familia, en tono despectivo. Pero a Galanenon le gustó la idea y creó el señorío. Gobernó hasta la edad de ochenta años, una edad muy alta, pero uno de sus generales se levantó en armas y asesinó a su señor y a todos sus herederos, sin excepción. El clan Irnt desapareció, tomando el relevo el clan Wulak, con el general Whay como señor.

Un dato curioso de este señorío, es la presencia, en una de las islas menores, del poblado de Rhemist, donde los gobernantes y la guardia son todas mujeres. Esta isla, que se la denomina la de las amazonas, posee una ley propia, que dista bastante de la que rige el resto del señorío. Su creación se debe al periodo tras la muerte del señor Whaon, hijo del señor Whay, en la colina de Thuma, una batalla entre el señorío de los ríos y el señorío de los pantanos que pone fin al intento de conquista del señorío de los prados. Las mujeres de Rhemist, se unieron y se entrenaron en el arte de la lucha para poder sobrevivir a los ataques de bandidos y desertores mercenarios del ejército del señor Whaon, que asaltaron los territorios del señorío durante los años de anarquía que siguieron a la muerte del señor Whaon y la normalización del señor Whato, hijo de Whaon. Estas amazonas pronto ganaron renombre y el señor Whato les dio como recompensa el grado de tharn a su líder y poder crear un clan propio. Hasta el día de hoy, el clan Armne y su tharn defienden los intereses de Rhemist y apoyan a su señor en la guerra.

Al igual que sus vecinos, su folclore se basa en canciones y baladas que son transmitidos por tradición oral, siendo los bardos muy respetados, y es fácil ver a uno que mora con sus aprendices hasta en la aldea más pequeña. A parte del panteón de dioses existente, en esta región se ora a algunos seres especiales:

Ervho, era un ser que moraba en los ancestrales bosques de Ghalessia, se decía que estaba allí para cultivar la perfección de la naturaleza, a la que protegía de las fuerzas de la oscuridad, ayudando al dios Nhert en todo lo que podía. Pero tras la llegada del hombre, la última creación de los dioses, fue engañado por Lorhk y empezó a atacar y asesinar humanos, haciendo que su cuerpo se volviera corrupto y la oscuridad anidara en sus entrañas. Ordhin lo hizo frente y cuando lo derrotó lo castigó obligándole a vivir en los lodos cenagosos, allí donde podría ver como se descomponía poco a poco la belleza que una vez llegó a amar. Los lugareños del señorío le hacen responsable de las desapariciones de conciudadanos, a los que arrastra a su reino fangoso. Por ello, desde la tierra firme, le obsequian con carne y pescado, para aplacar su odio y su voraz apetito por la vida humana.

Aún por la pobreza del señorío, sus gentes están animadas y en más de una ocasión me hicieron ver que prefieren esa vida sencilla, medio olvidados por sus vecinos, ahora que todos son súbditos de un único rey. De esa forma, por fin tendrán la paz que no tuvieron durante los mandatos del clan Wulak y sus intrigas fallidas para hacerse con más tierras.

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