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martes, 6 de abril de 2021

El dilema (70)

Alvho vio a Dhalnnar mirando una mesa llena de papeles, junto a una tienda, ante la puerta de entrada a la fortaleza que formaba la torre de vigilancia, con su planta octogonal y su muralla interna. 

-   Espero que los viejos amigos sean bien recibidos en su vieja posesión -gritó Alvho al acercarse, lo que hizo que Dhalnnar le mirase y sonriera. 

-   ¡Maldito cabrón escurridizo! -saludó a su vez Dhalnnar. 

-   Esa es forma de recibir a una amigo -se quejó Alvho, que echó una mirada a la fortificación-. Me gusta como has cuidado de mi cuartel. 

-   Se hace lo que se puede -asintió Dhalnnar, sin hacer caso a la pulla de Alvho-. No pensaba que estuvieseis regresando. 

-   El tharn Asbhul regresa con la tropa y con unos invitados no deseados -anunció Alvho-. Yo y mi grupo hemos regresado antes, para avisar al señor Dharkme. 

-   ¿Y lo has conseguido? -inquirió jocoso Dhalnnar. 

-   ¿El qué? 

-   Verte con tu señor -indicó Dhalnnar. 

-   ¿Por qué me preguntas eso? -preguntó Alvho aunque empezaba a notar el sentir de aquellos que estaban bajo las decisiones del señor Dharkme. 

-   Se dice que el señor Dharkme no está para nadie a excepción de vuestros dioses y ese druida o sacerdote que está siempre cerca de él -contó Dhalnnar, acercándose a Alvho y bajando el tono, como si no quisiese que le oyese nadie más-. Cuando el sacerdote se fue tras vuestros pasos, el señor Dharkme pareció revivir o por lo menos salir de su crisálida, pero ha regresado el druida y tu señor se ha rendido de nuevo a los caprichos de ese hombre. Si no fuera que el canciller sigue manteniendo el orden, hace tiempo que se hubiera producido un levantamiento. Los nobles están intranquilos, menos después de lo ocurrido. 

-   ¿Qué ha ocurrido? -quiso saber Alvho. 

-   Hace un par de días, el río bajó crecido y destrozó varias barcazas de constructores -explicó Dhalnnar-. Por lo que las obras del puente han quedado paralizadas. Además la navegación está interrumpida. 

-   Eso quiere decir que el ejército no puede cruzar el gran río -resumió calculador Alvho-. Todos los que estamos aquí debemos aguantar o morir. 

-   ¿O morir? ¿De qué diablos hablas? 

-   ¿No me has oído antes? -espetó Alvho, sorprendido, pero al ver la cara de Dhalnnar, supuso que no-. Primero, ¿tienes sitio para que mis hombres descansen? 

-   Claro, espera -asintió, girándose hacia donde estaban los otros constructores-. Calvar, acomoda a estos guerreros en la torre norte, en los cuarteles. Y ahora, cuéntame lo que pasa.

Los hombres de Alvho se adentraron en la ciudadela, mientras Alvho les indicaban que siguieran al ayudante de Dhalnnar. El ingeniero y el resto de los presentes se quedaron mirando a Alhanka, como si nunca hubieran visto a una mujer, por lo menos como ella. Alhanka les lanzó una mirada fría y guerrera. 

Alvho le empezó a contar cómo había ido la misión y lo que perseguía a su ejército. Dhalnnar escuchaba sin hablar, aunque movía la cabeza como signo de comprensión. Mientras Alvho hablaba, Dhalnnar hizo que les sirviesen cerveza y algo de refrigerio.

-   Así que tenéis un ejército principalmente de caballería o arqueros a caballo pisando los talones de Asbhul -resumió Dhalnnar-. Bueno, pues poco pueden hacer contra nuestras murallas y menos contra las tres ciudadelas. 

-   Ya pero, el ejército de Asbhul está sentenciado si no se le ayuda desde aquí. 

-   Dharkme no va a permitir una salida de guerreros -negó Dhalnnar. 

-   Hacer eso sería una insensatez -señaló Alvho-. Los arqueros a caballo se pirrarían por los guerreros a pie. No, lo que hay que hacer es que nuestros arqueros les obliguen a alejarse de nuestros hombres. Pronto las alarmas de los puestos de observación anunciaran que se ha visto la vanguardia de Asbhul. Lo que hay que preparar antes es algo con lo que recibir al enemigo. 

-   Podría hacer algo, aunque no sé si tengo los materiales suficientes -murmuró pensativo Dhalnnar. 

-   Dime que necesitas y yo te lo consigo -aseguró Alvho.

Dhalnnar asintió con la cabeza y comenzó a explicarle lo que iba a necesitar. Alvho escuchaba, apuntaba lo que iba a necesitar encontrar y de mientras pensaba como conseguirlo. Pero además le preguntaba porque necesitaba cada cosa que pedía. Dhalnnar alegre le indicaba que lo vería cuando lo pusieran en acción.

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