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martes, 27 de abril de 2021

El dilema (73)

Asbhul, tal como había previsto, vio como las puertas de la empalizada se abrían y salían unos cuantos guerreros para formar unos cuadros defensivos. Los hombres de Asbhul estuvieron a punto de romper la formación al verlos, pero Asbhul consiguió que se mantuviesen en sus puestos. Asbhul se adelantó a sus hombres y salió de la formación para entrar en la de los guerreros que habían salido a apoyarles. 

-   ¡Por Ordhin el grande! Creía que no llegábamos -dijo como saludo Asbhul al tharn que estaba al mando de los guerreros y que le miraba con una mueca de tristeza y dureza. 

-   Ordhin debe tenerte en alta estima, porque te ha protegido hasta aquí -indicó el tharn al tiempo que señalaba algo tras Asbhul-. Pero no a todos tus hombres.

Asbhul se dio la vuelta y vio lo que Alvho había visto desde la fortaleza norte. Su columna rota y un único cuadro que avanzaba de forma directa hacía la puerta, sin acercarse a la empalizada. 

-   El canciller te espera dentro -informó el tharn-. Entra con tus hombres y prepárate para la guerra.

Asbhul se limitó a asentir y se acercó a sus hombres, mientras daba órdenes para que fueran entrando, en orden, para no acumularse y bloquear el único acceso. Cuando el primer cuadro entró, Asbhul les siguió. Pronto vio al canciller Gherdhan y su estado mayor. 

-   ¡Asbhul! Loado sea el cielo -gritó el canciller, haciéndole señas de que se aproximase. 

-   Me temo que no he conseguido traer a todos mis hombres -anunció cabizbajo Asbhul-. He perdido… 

-   Has hecho más de lo que se te podía pedir, tharn -le cortó Gherdhan-. Y si no hubieses mandado a tu mensajero, yo no estaría listo para salvar a los que están ahí fuera. 

-   ¿Alvho llegó? 

-   Si, claro que llegó y no se rindió cuando los guardias le negaron el acceso al señor Dharkme -afirmó Gherdhan-. Pero no te preocupes, nuestro señor está hablando con Ordhin para conseguir un trato de favor para todos nosotros. 

-   ¿Qué puedo hacer ahora? 

-   Tus hombres están cansados, y tú también -comentó Gherdhan-. He decidido que acampen junto a la fortaleza del norte, que es la única totalmente terminada. Ese ingeniero norteño se ha empeñado en ello, usando casi todos los recursos que ha tenido a su mano. Junto con el castillo del puente son las edificaciones más avanzadas. Defiéndela. Además tu therk ya está allí, con el ingeniero, haciendo cosas. Será mejor que los acompañes, porque no me fio del norteño. 

-   Como órdenes, canciller -asintió Asbhul.

Asbhul, junto con los primeros hombres que habían entrado, se dirigieron a la fortaleza norte. No pudo evitar quedarse asombrado por la peculiaridad de la fortificación, con su altura y las piedras. Pronto divisó a Alvho y se dirigió hacia las almenas, seguido por los hombres de su guardia. El resto empezaron a dejarse caer por el suelo o buscando algún lugar apto para descansar. 

-   Parece que mi salvación es gracias a tu trabajo, therk Alvho -dijo Asbhul cuando alcanzó las almenas y se encontró frente a Alvho. 

-   Tharn Asbhul, me alegra verlo, pero tenemos que salvar a Shelvo y sus hombres -anunció Alvho. 

-   ¿Como? 

-   Dhalnnar seguro que está encantado de explicaros todo lo que queráis de su plan y sus juguetitos -contestó Alvho, señalando el artilugio que estaba más cercano a ellos-. Pero, yo debo hacerlos funcionar. Aunque ahora que lo pienso, no tendréis algunos hombres que prestarme. Por lo visto estos chismes necesitan unos cuantos hombres. 

-   Claro -asintió Asbhul, que se volvió a uno de sus guerreros, que salió corriendo, de vuelta abajo. 

-   Aibber, van a llegar más hombres, instruyelos en cómo manejar los aparatos -ordenó Alvho, que se volvió a Dhalnnar-. ¿Y están a tiro? 

-   Casi. 

-   ¡Mierda! -espetó Alvho.

El tharn, se quedó silencioso, estudiando el artilugio, cerró los ojos y se cayó en el suelo. Por fin el agotamiento de la ardua marcha y el estrés del mando habían hecho mella en él. Alvho ordenó que le llevasen a los cuarteles de la torre interior, donde podrían descansar, él y su guardia, a menos que alguno quisiera quedarse a ayudarlos.

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