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martes, 22 de febrero de 2022

Dinero fácil (4)

Patrick se acercó a la mujer que estaba junto a la nave, mirando algo en la zona inferior, hacía la parte trasera, donde estaban los motores, unos cilindros colocados a una altura que sería más bien la altura media de la nave, igual algo más alta que la zona media. Eran dos de menor tamaño y uno mucho más grande. La mujer de piel negra, estaba retirando cables y una manguera.

-   ¿La Folkung está lista, Valerie? -preguntó Patrick.

-   A tope de combustible y lista para volar, capi -indicó Valerie-. La tripulación lista, pero ligeramente arisca. A los trillizos no les ha gustado. Me han pasado sus quejas.

-   Ya las leeré cuando quiera -aseguró Patrick, que parecía importarle poco lo que se quejasen los trillizos-. ¿Y Halwok?

-   Le hubiera gustado revisar una cosa del núcleo, pero dice que no hay problema para irnos -contestó Valerie, que miró a las dos personas que estaban a la espalda de Patrick-. ¿Y ellos?

-   Nuestros clientes, pagan cinco mil por llevarles al sistema Erbock -anunció Patrick.

-   ¡Hum! -carraspeó Valerie-. Dinero fácil, sin duda.

-   Dinero fácil, sin duda -asintió Patrick, y se volvió señalando a Valerie-. Ella es Valerie Sorkov, mi primera oficial. Si yo no estoy de guardia, hablaréis con ella. Nuestros clientes, Durinn y su hija. Ve calentando la nave, mientras se la enseñó a los clientes.

-   Claro jefe -afirmó Valerie-. Bienvenidos a bordo.

Valerie parecía joven, mucho más que el capitán, era humana, de un metro setenta de altura, de buenas facciones y vestía mucho menos formal que Patrick, con una ropa ajustada, lo que provocaba que se marcasen sus curvas, sobre todo sus grandes pechos. Durinn supuso que en verdad era la amante del capitán. Era muy común entre los cazarrecompensas llevar a sus novias con ellos y siempre mucho más jóvenes que ellos. Sin duda era un cliché, pero nunca fallaba.

-   ¿Subimos a bordo? -preguntó Patrick.

-   Vamos -afirmó Durinn que quería marcharse lo antes posible de allí y por lo menos dentro de la nave no serían detectados por sus perseguidores.

Subieron por la plataforma hasta un espacio lleno de cajas metálicas. Sin duda era la parte frontal inferior y la usaban de zona de carga.

-   Los suministros para la tripulación -explicó Patrick, que se colocó junto a una consola y empezó a teclear algo. La plataforma se retiró, convirtiéndose en la compuerta que cerró la entrada. Se pudieron escuchar los ruidos del sellado de la nave-. Aquí tenemos todo lo necesario para subsistir en caso de emergencia. Además esta zona es una cámara estanca, por si tenemos que salir al espacio. Una de las modificaciones de nuestro jefe de máquinas.

Durinn observó que en un costado había una especie de armario, adosado al mamparo. Ahí guardarían los trajes espaciales.

-   Si hacéis el favor de subir por la escala -Patrick señaló una escala que terminaba en un agujero circular en el techo. Junto al acceso a la cubierta superior, Durinn vio que parecía haber otra compuerta, esta vez cuadrada y del tamaño de las cajas que había abajo. Pero la compuerta estaba muy simulada y era difícil de ver.

-   ¿Otra modificación? -Durinn señaló la segunda compuerta del techo.

-   La vida del cazarrecompensas es dura, por ello hacemos algún trabajito de transporte de mercancías -contestó Patrick, subiendo por la escala.

-   O sea que sois también contrabandistas -resumió Durinn, lo que no le importaba demasiado, pero podía ser mejor para su viaje. Los contrabandistas podían esconderlos como si fuera otra de sus mercancías ilegales.

-   Contrabandistas es una palabra un poco fea, yo diría conseguidores -rebatió Patrick cuando la cabeza de Durinn cruzó el agujero circular-. Pero bueno, esta es la cubierta inferior.

Durinn llegó arriba y ayudó a su hija a terminar la subida. Según dio un paso alejándose del agujero, Patrick tocó otra consola y una compuerta cerró el acceso de la escala, como si nunca hubiera estado.

-   Hay detrás -Patrick señaló una estancia en la parte frontal de la nave-. Está el comedor, bueno hay una máquina dispensadora de comida y bebida. Os podéis sentar y descansar. La tripulación suele encontrarse aquí.

-   ¿Y esto? -Durinn estaba mirando unas consolas llenas de luces y botones que estaban a ambos lados de dos compuertas cerradas. Por la posición tenía que ser los accesos a los nuevos compartimentos de carga. Pero no entendía la presencia de esos ordenadores allí colocados.

-   Eso no se toca, bajo ningún concepto. Son la obra de nuestro jefe de máquinas y no tolera que se toque sus cosas, ¿entendido? -advirtió Patrick.

Durinn y su hija afirmaron con la cabeza. Le interesaba saber qué eran esas computadoras tan raras, pero era mejor no enfadarse con los miembros de la tripulación de la Folkung. Ya cuando estuvieran a salvo en Erbock, investigaría al capitán Dark y su curiosa nave.

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