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martes, 10 de mayo de 2022

Dinero fácil (15)

Patrick observaba su consola, intentando descubrir los datos de la nave que había llegado al sector. Si no le pasaba la información a Victor, poco iba a descubrir. Necesitaba lo que los sensores y la computadora de abordo la obtuviesen. 

-   La Gory Rose -anunció Victor.

La Glory Rose, pensó Patrick. Sabía demasiado bien cuál era esa nave. La Glory Rose, era una nave curiosa. Originalmente pudo comenzar su vida como un carguero ligero, pero en el periodo entre la segunda y la tercera guerra contra el imperio, un hombre, Roger Degold, un aventurero, un hombre que era conocido por muchos, del que siempre se habló muy bien, un defensor del pobre y todo eso. Patrick se había hecho cazarrecompensas por lo que había escuchado sobre ese hombre. Por lo que sabía, en sus últimos años, se había unido a una tharkaniana de armas tomar. Una antigua esclava en una de las minas imperiales, una superviviente de la guerra. Patrick y el resto la conocían como Lady Khlagga. Había hecho algún trabajo de caza con ella y las cosas no habían acabado demasiado bien entre ellos. Ya que Lady Khlagga no tenía piedad con los que tenía que capturar y le importaba poco perder créditos por entregar cadáveres, en vez de vivos. Ellos preferían entregar las pesas vivas, siempre eran más beneficiosas para todos.

Lady Khlagga era una tharkaniana de escamas más claras que Lharka y de un trato muchísimo más huraño que su trillizo. Y por ello, Patrick se estaba preparando para hablar con ella, esperando que le ayudara sin pedirle algo demasiado caro para ellos. No pensaba mostrar sus cartas hasta el último momento de la negociación. 

-   Esperemos a ver que quiere la Lady -indicó Patrick-. Avisa de la situación a Valerie. Que vayan regresando lo antes posible. No quiero a nadie fuera de la nave. Sobre todo si Lady Khlagga nos la quiere jugar. Ten a la Glory Rose bajo tu atenta mirada. 

-   Sí, pero hay un problema, capitán -asintió Victor. 

-   ¿Un problema? ¿Cuál? 

-   La Glory Rose parece saber nuestra posición, nos llama, jefe -anunció Victor, que parecía en parte tan sorprendido como Patrick. 

-   ¿Cómo puede saber que estamos aquí? -preguntó más al aire como a otra cosa Patrick, que intentaba dilucidar cómo podría saber esa tharkaniana que ellos estaban ahí-. Avisa a Halwok. Que deje lo que está haciendo y suba al puente. 

-   Ok. ¿Y qué hago con la Glory Rose? -inquirió Victor. 

-   Déjales que sigan llamando -ordenó Patrick-. Cuando este Halwok aquí, la pasas en la pantalla general. 

-   Bien.

Patrick tenía que pensar cómo Lady Khlagga sabía que ellos estaban en ese sistema perdido. Aquí había algo que se le escapaba. Podría ser que alguno de sus hombres se comunicaba de forma secreta con la tharkaniana. Por un momento pensó en Lharka, pero lo dudó, ya que sabía bien que su artillero tenía en muy mala opinión a la capitana cazarrecompensas. Solo sus tripulantes, todos tharkanianos, la idolatraban. Dentro de su raza la veían como una loca o alguien que había olvidado los viejos credos. Habría que ver porque la Lady estaba allí.

Halwok llegó al puente y miró a Patrick. Sin duda estaba liado con el arreglo del reactor, pero quería a su jefe de máquinas en el puente, a la hora de negociar con la tharkaniana, Halwok se había destacado como un buen contrincante, duro y justo. 

-   Tengo mucho trabajo en los motores como para tener que subir al puente -empezó a quejarse Halwok cuando llegó al puente. 

-   Hemos detectado una nave, se acerca a nosotros -informó Patrick. 

-   Pidámosles ayuda -indicó Halwok. 

-   Es Lady Khlagga -dejó caer Patrick. 

-   Mierda -murmuró Halwok. 

-   Y una cosa más, sabe que estamos aquí, nos está llamando -informó Patrick-. Quiero que estés presente para ver como sabe de nuestra situación. Aquí hay juego sucio de alguna forma.

Halwok asintió con la cabeza, ya que lo último que había indicado Patrick le interesaba. Como podía la tharkaniana saber que ellos estaban en ese sistema perdido en el cosmos, abandonado por sus antiguos señores. Lady Khlagga tenía que explicar esta situación tan curiosa.

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