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miércoles, 25 de abril de 2018

Unión (17)


Los siervos, Olppa y Ophanli observaban el cuerpo del antiguo señor de Ryam, que yacía tumbado de lado. Casi ninguno había podido seguir a Ofthar en su ataque. Los amigos de Ofthar seguían atentos a sus menesteres, pues ya sabían que Ophan no había tenido oportunidad de nada ni merecía vivir. Otherk se acercó al muerto y le quitó la espada.

-       El juicio de Ordhin es claro, Ophan hijo de Opher mentía -anunció Otherk-. Ordhin, el grande, no apoya a quienes le usan para mentir.
-       Bien -dijo Ofthar-. Ophanli, vuelvo a preguntarte, ¿Cuál es el destino de esta bruja? Sus delitos son los de llevar a la muerte a hombres libres e ir contra los que se encuentran a su nivel.
-       Esta mujer, debe morir, pues sus crímenes son muy graves -respondió Ophanli, sin dejar de mirar la espada manchada de sangre de Ofthar y el cuerpo del que fuera su padre.
-       ¡El señor de Ryam ha hablado! -bramó Ofthar-. Olppa, la negra, serás ejecutada inmediatamente. Tu cuerpo como los de los otros ocho serán enterrados en una tumba profunda, pues los siervos de Bheler no pueden recibir los ritos para los leales a Ordhin. No habrá marca ni señal que indique que tu negro cadáver se descompone allí, a merced de las alimañas que moran en la tierra. Pero antes, quiero que me respondas a una pregunta, ¿dónde te hicieron esclava?


Olppa miró a Ofthar y le sonrió con su boca destrozada. Hasta pareció que le sacaba la lengua. Ofthar ya suponía que no le iba a responder, así que hizo una seña. Mhista asintió, asió su hacha con sus dos manos, la elevó por encima de su cabeza y la dejó caer, describiendo un arco que terminó en el cuello elevado de la muchacha. Con la fuerza del guerrero y la propia del descenso, cercenó la cabeza de Olppa, en cuyo rostro quedó una mueca de sorpresa, pues no se esperaba que su ejecución fuera tan rápida. La cabeza rodó por el suelo y quedó mirando hacia los siervos. El brillo de sus ojos se desvaneció en el mismo momento que la cabeza golpeó el suelo.

-       ¿Por qué le has preguntado sobre el lugar donde fue hecha esclava? Tal vez nació como tal -inquirió Ophanli, cuyos ojos saltaban del cuello sin nada encima a la cabeza cercenada.
-       No creo que naciera como esclava, más aún, su situación actual ha debido ser reciente -indicó Ofthar-. La clave son los tatuajes en su espalda. Los esclavos no pueden tatuarse nada. Solo si así lo deciden sus dueños. Ninguno le tatuaría los círculos de Bheler, pues si se descubriera, ese amo tendría importantes problemas, igual no directamente, pero si a la larga. El culto de Bheler pronto será considerado herético en todos los señoríos por igual, sus dogmas son brutales. Sus fieles serán considerados peligrosos y serán masacrados. Tiempo al tiempo. Si sabemos de dónde procedía, podremos avisar a sus vecinos, de las atrocidades pueden existir en ese lugar.
-       Creo que entiendo por dónde vas -señaló Mhista-. ¿Ophanli, no tendréis algún tipo de registro de compra o algo parecido?
-       ¡Hum! Mi padre registraba muchas cosas, tal vez encuentre algo en sus libros -pensó Ophanli-. Voy a mirar.


Ophanli se volvió y se dirigió hacia la casa principal. Ofthar le hizo un gesto a Ogbha para que le escoltase. No creía que quedara ningún enemigo más en Ryam, pero la prudencia siempre era una buena consejera. Ofthar se volvió hacia los siervos, que estaban silenciosos, con una mezcla de terror y alegría en los rostros.

-       Ophanli es vuestro nuevo señor, pero tiene que viajar con nosotros hasta Bhlonnor -anunció Ofthar-. Cuando regrese será junto a un miembro del clan Arnha, que se encargará de devolver la cordura a Ryam. En la ausencia del señor Ophanli, debe quedar un nuevo capataz en Ryam, alguien que gestione los campos. En los silos hay comida y en los establos, animales. En la casona se almacenan telas y lanas. Hay lo que debería ser vuestro, lo que el señor otorga a sus siervos.


Los siervos siguieron silenciosos, pues no sabían que decir o tal vez, porque aún estaba el miedo demasiado profundo en sus corazones. Pero entre todos los siervos, uno de ellos se armó de valor y dio un paso hacia delante. Los ojos de Ofthar se posaron en los del siervo, que de inmediato bajó la cerviz.

-       Vamos, vamos, no muerdo, di lo que ibas a decir -ordenó Ofthar ante el nuevo silencio que parecía que se iba a abrir.
-       Me llamó Phine, señor, mi padre era el antiguo capataz, el que murió a causa del hombre que llegó con Olppa y se escapó -se presentó el siervo.
-       Conozco la historia, triste, Phine -indicó Ofthar-. Pero supongo que te has adelantado para sugerirme que tú puedes ser el nuevo capataz, ¿no es así, Phine?


El siervo asintió y Ofthar se sonrió, haciéndole un gesto para que se acercara. Phine lo dudó durante unos segundos, pero acató la orden, temiendo que el noble se enfadara si no era más rápido.

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