Con las primeras luces del nuevo día, Elthyn avanzó
con sus hombres, aunque esta vez el elegido para cruzar el puente habían sido
Velery y sus hombres. Elthyn se quedaría con los arqueros, en uno de los lados
de la ribera. Las órdenes eran simular un nuevo ataque para obligar a los
defensores a estar atentos a lo que venía del río y de esa forma hacer que
Mhista y la caballería llegasen hasta ellos sin que se revolviesen o escapasen
de la trampa.
Aunque Elthyn se encargó de dar las órdenes a Velery,
Ofthar pudo escuchar las quejas del oficial y los murmullos de lamentaciones de
sus hombres. Era duro aguantar las palabras de Velery, siempre lanzando sus
pretensiones y los juicios de valor contra los planes que le revelaba Elthyn,
pero también lo fue ver el temor en los ojos de los cincuenta hombres de armas
que tenían que ir con él y lo despreciaban.
De todas formas, cuando Ofthar dio la señal, los
hombres comenzaron a descender por la ladera y cada grupo ocupó sus posiciones.
Velery hizo formar a sus hombres en un cuadrado, con los escudos para evitar
que las flechas y las piedras hicieran diana en sus guerreros. Los arqueros de
las riberas lanzaron un par de andanadas, para dar más fiabilidad a su ataque,
intentando que los enemigos se mantuvieran tras las defensas. Tenían órdenes de
Ofthar de no malgastar flechas y que sólo lanzasen si tenían una diana fácil.
Cuando el grupo de ataque se encontraba a mitad del
puente, el punto en el que debían hacer que se retiraban, comenzaron a golpear
piedras contra los escudos y algunas flechas se clavaban en la madera. Ofthar,
como Elthyn pudieron ver al oficial que mandaba al otro lado del puente. Daba
órdenes y señalaba a los hombres de Velery, arengando a los suyos para que les
hicieran recular. En ese momento, Velery tomó la iniciativa. Por alguna razón
que Ofthar no sabía el grupo de ataque en vez de detenerse y simular que el
enemigo le copaba, siguió adelante por el puente.
-
¿Qué coño está haciendo ese idiota? -gritó Ofthar, con tanta
fuerza que Elthyn se volvió hacia él, colina abajo.
-
No lo sé, mi señor -dijo Rhime a su lado, al tiempo que llamaba a
un enlace-. Ve abajo e infórmate qué diablos ocurre.
- Esta
vez voy a matar a ese Velery -espetó Ofthar-. Voy a arrancarle las tripas…
El soldado enviado por Rhime descendía la colina a la
carrera. Mientras en el puente, uno de los primeros guerreros lanzó un alarido
al dar un paso y bajó su escudo. Fue un descuido, pero dio el tiempo suficiente
para que un par de flechas rompieran la formación. En el frente del grupo se
abrieron huecos y la defensa que tenían se rompió. Ante la mirada descompuesta
de Ofthar, el ataque simulado se convirtió en un caos mayúsculo. Un par de
cuerpos cayeron por el costado del puente, levantando chorros de agua. La
retaguardia del grupo se deshizo e intentó regresar a la ribera a la carrera,
convirtiéndose en premios muy jugosos para los arqueros enemigos. Si no fuera
por la rápida reacción de Elthyn y Elthero, la maniobra habría terminado en un
total fracaso. Los arqueros abatieron a varios de los enemigos cuando estos
lanzaban contra los que quedaban en el puente. El único sosiego de Ofthar fue
ver que el oficial enemigo tenía el mismo problema que él con sus hombres,
había perdido su control y ya no hacían caso a sus palabras, saliendo de las
defensas y exponiéndose a la muerte por acabar con los guerreros heridos o
moribundos que se arrastraban por el puente.
Velery ya no intentaba hacer avanzar a los pocos
hombres que se mantenían a su alrededor. Se apiñaban unos junto a otros, esperando
que al mantenerse tan cercanos no fueran asaeteados. No eran capaces de
recular, ni de avanzar. Estaban en medio de la nada. La mayoría miraban con
asco a Velery, mientras rezaban porque la caballería llegará a socorrerles lo
antes posible. A Ofthar no se le pasaba que algunos de ellos miraban a la
calzada del puente con cara preocupada.
Por fin, se escucharon los cuernos de que la
caballería de Mhista estaba llegando. Los arqueros que quedaban se pusieron de
pie, con rostros convertidos en la imagen del terror más auténtico. Algunos
fueron abatidos allí mismos por las flechas de los hombres de Elthyn, mientras
que otros fueron alanceados por los jinetes, cuando intentaban huir a pie. Los
hombres de Mhista acabaron con todos los defensores posibles, pero no
persiguieron a los más alejados, por si había alguna trampa más. El propio
Mhista con diez hombres limpió los terraplenes y abrió las puertas.
-
Velery, muévete, que estás bloqueando el paso -gritó Mhista, al
grupo que seguía en medio del puente.
-
Velery, avanza de una maldita vez -Elthyn le llamaba por el otro
lado, ya que se acercaba con más guerreros a la carrera.
- Ya
habéis oído, miserables, avanzar -ordenó Velery, que salió del grupo y se lanzó
a la carrera hacia las puertas abiertas por Mhista, mirando hacia la calzada y
dando saltitos.
Lo que quedaba del grupo de asalto de Velery,
demasiado nervioso para acatar órdenes de este, se rompió, colocándose a ambos
lados de la calzada, para dejar paso a los guerreros que venían por detrás. Aún
quedaban cuerpos por el suelo, que tendrían que quitarlos o dejarlos para que
fueran pisoteados.
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