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sábado, 1 de agosto de 2020

El conde de Lhimoner (61)

El emperador Fherenun y el canciller Thimort miraban sorprendidos al recién llegado conde de Lhimoner. En cambio, el sumo sacerdote Oljhal tenía una expresión enfurecida. Rhissue lo acababa de anunciar y Beldek había entrado, haciendo los saludos y cortesías propias de la corte, seguido de Ahlssei, que iba demasiado serio. Ambos se habían quedado frente al emperador que estaba sentado en su trono, con Thimort a su derecha sentado en una silla. El sumo sacerdote Oljhal estaba también sentado en una silla, a la derecha de Beldek.

-   Esta es una reunión privada, coronel de Thargan -dijo por fin Thimort-. No has sido citado y tu presencia aquí está de más. Capitán Ahlssei, por favor acompañe al coronel fuera y luego preséntese ante mí, tenemos que hablar, no…
-   El capitán no tiene culpa de mis actos Thimort -intervino Beldek-. Incluso creo que le ha sido duro seguirme hasta aquí suponiendo lo que iba a hacer. Aun así, creo que debía participar, sobre todo por salvar al pobre sumo sacerdote de una acción que se podría considerar injusta hacía él. Ya que él es una víctima más de lo que ocurre, que decir, es un complot contra él.
-   ¿Un complot? -inquirió Oljhal totalmente pillado por sorpresa. Incluso el enfado se estaba diluyendo.
-   Thimort que traigan una silla al coronel y al capitán, claro está -ordenó Fherenun-. Quiero saber que es lo que tiene en su mente el conde. Si hay algo que tiene que decir sobre todo este desafortunado incidente en el que estamos inmersos, quiero saberlo, Thimort.
-   Así sea -asintió Thimort, mirando molesto a Beldek que le sonrió burlón.

Hasta que no trajeron unas sillas y les volvieron a dejar solos, ninguno de los presentes dijo nada, a excepción de frases coloquiales o sobre el tiempo.

-   Bueno, que es esa información tan importante como para interrumpir una reunión privada, coronel -pidió Thimort, con un tono que denotaba que estaba enfadado.
-   Como ya sabéis la plebe pide la destitución del sumo sacerdote Oljhal, por haber ordenado el asesinato del conde de Yhurino y…
-   Nos vas a contar lo que ya sabemos -le interrumpió Thimort, poniéndose de pie-. Pensaba que ibas a contarnos algo nuevo. Pero si estas aquí únicamente para burlarte de nosotros, lo vas a lamentar.
-   ¡Por favor! ¡Haya paz entre nosotros! -ordenó Fherenun-. Estoy seguro que Beldek solo quiere poner en contexto su explicación. Por favor, cálmate y déjale hablar.

Thimort asintió con la cabeza y se sentó de nuevo. Claramente seguía molesto, pero no se iba a oponer al designio del emperador. Thimort conocía lo fácil que un político podía dejar la corte por enemistarse o faltar al respeto al emperador. Lo había visto en demasiadas ocasiones y por nada en el mundo le iba a pasar a él.

-   Gracias, majestad -agradeció el gesto Beldek y prosiguió su explicación-. Como decía han puesto al sumo sacerdote en la diana de una conspiración. Entre otras cosas porque esta conspiración la han orquestado para que la sociedad del imperio y al final el propio emperador se encarguen de deponer al sumo sacerdote. Pero yo sé que esto no ha sido así. Oljhal puede ser muchas cosas, pero nunca enviaría a asesinos a terminar con un fiel que le critica. Sería muy tonto por su parte -el sumo sacerdote lanzó un gruñido dando a entender que no le gustaban las palabras de Beldek, pero prefirió no quejarse-. Tenemos un asesino, despiadado, pero inteligente, que solo tiene una misión, vengarse del sumo sacerdote.
-   ¿Por qué alguien iba a querer vengarse del sumo sacerdote? -preguntó Thimort, incrédulo-. Oljhal solo vive para la Iglesia y poco más. No creo que pueda hacer algo para que alguien quiera ir contra él.
-   A parte de las cosas que puede o no puede hacer para enfadar a otras personas, en este caso, lo que hizo fue solamente ostentar su puesto -indicó Beldek, que no se podía refrenar ante meter una pulla a Oljhal-. El asesino es un seguidor del sumo sacerdote Jhiven y su doctrina.
-   ¡Un seguidor de Jhiven! -exclamó Oljhal, lo que hizo que todos los presentes le mirasen, por lo que se calló inmediatamente.
-   Sí, un seguidor de Jhiven y por la reacción del sumo sacerdote no le ha parecido algo muy raro, ¿no Oljhal?

Todos los presentes esperaron a que el sumo sacerdote dijese algo, pero este se limitó a suspirar y mirar al suelo. Thimort se puso en pie y se acercó a Oljhal. Quería que alguien explicase porque un seguidor del anterior sumo sacerdote podría estar llevando a cabo los asesinatos, como un sacerdote de Bhall podría ir en contra de sus propias leyes.

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