El
emperador Fherenun y el canciller Thimort miraban sorprendidos al
recién llegado conde de Lhimoner. En cambio, el sumo sacerdote
Oljhal tenía una expresión enfurecida. Rhissue lo acababa de
anunciar y Beldek había entrado, haciendo los saludos y cortesías
propias de la corte, seguido de Ahlssei, que iba demasiado serio.
Ambos se habían quedado frente al emperador que estaba sentado en su
trono, con Thimort a su derecha sentado en una silla. El sumo
sacerdote Oljhal estaba también sentado en una silla, a la derecha
de Beldek.
- Esta
es una reunión privada, coronel de Thargan -dijo por fin Thimort-.
No has sido citado y tu presencia aquí está de más. Capitán
Ahlssei, por favor acompañe al coronel fuera y luego preséntese
ante mí, tenemos que hablar, no…
- El
capitán no tiene culpa de mis actos Thimort -intervino Beldek-.
Incluso creo que le ha sido duro seguirme hasta aquí suponiendo lo
que iba a hacer. Aun así, creo que debía participar, sobre todo
por salvar al pobre sumo sacerdote de una acción que se podría
considerar injusta hacía él. Ya que él es una víctima más de lo
que ocurre, que decir, es un complot contra él.
- ¿Un
complot? -inquirió Oljhal totalmente pillado por sorpresa. Incluso
el enfado se estaba diluyendo.
- Thimort
que traigan una silla al coronel y al capitán, claro está -ordenó
Fherenun-. Quiero saber que es lo que tiene en su mente el conde. Si
hay algo que tiene que decir sobre todo este desafortunado incidente
en el que estamos inmersos, quiero saberlo, Thimort.
- Así
sea -asintió Thimort, mirando molesto a Beldek que le sonrió
burlón.
Hasta
que no trajeron unas sillas y les volvieron a dejar solos, ninguno de
los presentes dijo nada, a excepción de frases coloquiales o sobre
el tiempo.
- Bueno,
que es esa información tan importante como para interrumpir una
reunión privada, coronel -pidió Thimort, con un tono que denotaba
que estaba enfadado.
- Como
ya sabéis la plebe pide la destitución del sumo sacerdote Oljhal,
por haber ordenado el asesinato del conde de Yhurino y…
- Nos
vas a contar lo que ya sabemos -le interrumpió Thimort, poniéndose
de pie-. Pensaba que ibas a contarnos algo nuevo. Pero si estas aquí
únicamente para burlarte de nosotros, lo vas a lamentar.
- ¡Por
favor! ¡Haya paz entre nosotros! -ordenó Fherenun-. Estoy seguro
que Beldek solo quiere poner en contexto su explicación. Por favor,
cálmate y déjale hablar.
Thimort
asintió con la cabeza y se sentó de nuevo. Claramente seguía
molesto, pero no se iba a oponer al designio del emperador. Thimort
conocía lo fácil que un político podía dejar la corte por
enemistarse o faltar al respeto al emperador. Lo había visto en
demasiadas ocasiones y por nada en el mundo le iba a pasar a él.
- Gracias,
majestad -agradeció el gesto Beldek y prosiguió su explicación-.
Como decía han puesto al sumo sacerdote en la diana de una
conspiración. Entre otras cosas porque esta conspiración la han
orquestado para que la sociedad del imperio y al final el propio
emperador se encarguen de deponer al sumo sacerdote. Pero yo sé que
esto no ha sido así. Oljhal puede ser muchas cosas, pero nunca
enviaría a asesinos a terminar con un fiel que le critica. Sería
muy tonto por su parte -el sumo sacerdote lanzó un gruñido dando a
entender que no le gustaban las palabras de Beldek, pero prefirió
no quejarse-. Tenemos un asesino, despiadado, pero inteligente, que
solo tiene una misión, vengarse del sumo sacerdote.
- ¿Por
qué alguien iba a querer vengarse del sumo sacerdote? -preguntó
Thimort, incrédulo-. Oljhal solo vive para la Iglesia y poco más.
No creo que pueda hacer algo para que alguien quiera ir contra él.
- A
parte de las cosas que puede o no puede hacer para enfadar a otras
personas, en este caso, lo que hizo fue solamente ostentar su puesto
-indicó Beldek, que no se podía refrenar ante meter una pulla a
Oljhal-. El asesino es un seguidor del sumo sacerdote Jhiven y su
doctrina.
- ¡Un
seguidor de Jhiven! -exclamó Oljhal, lo que hizo que todos los
presentes le mirasen, por lo que se calló inmediatamente.
- Sí,
un seguidor de Jhiven y por la reacción del sumo sacerdote no le ha
parecido algo muy raro, ¿no Oljhal?
Todos
los presentes esperaron a que el sumo sacerdote dijese algo, pero
este se limitó a suspirar y mirar al suelo. Thimort se puso en pie y
se acercó a Oljhal. Quería que alguien explicase porque un seguidor
del anterior sumo sacerdote podría estar llevando a cabo los
asesinatos, como un sacerdote de Bhall podría ir en contra de sus
propias leyes.
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