Jörhk se sentó en su sillón de mando y comenzó a preparar la nave para despejar lo antes posible. Observó que tanto las shirats cómo el profesor y Diane estaban ocupadas con los trabajos que les había dado. Le complació ver que Trebellor estaba desmantelando con rapidez el sistema de camuflaje. Tal vez en un futuro se lo tendría que poner a esta lanzadera. Pero ahora tenía que contactar con sus jefes. Encendió el sistema de comunicaciones y llamó al número que le habían dado. No activo el sistema de hologramas, ya que sabía que era mejor el anonimato.
Jörhk metió las coordenadas que aparecieron en el holograma que se activó por unos segundos en el ordenador de la navegación de la nave. Según este, el punto donde habían quedado era cerca de Titán, el satélite de Saturno, donde no había nada, ni una estación orbital ni nada parecido. Una vez que la llamada con sus jefes se había terminado, marcó el número de Jane. aquí si usó los hologramas. Pronto apareció la cara de su vieja amiga.
La comunicación se terminó y la cara de Jane desapareció. Jörhk se puso de pie y descendió por una escala interior a la bodega de carga. Allí estaban Ulvinnar y su hermana, junto a todas las cajas que les había pedido traer. Jörhk las empezó a mover a los sitios que tenía reservadas para ellas.
Salió de la lanzadera por la rampa y se encontró con Trebellor y Diane, cargados con las piezas del sistema de camuflaje y las herramientas. Jörhk les sonrió y les hizo gestos para que entrasen en la lanzadera. Les indicó que se tendrían que marchar en breve. Se alejó de ellos a paso rápido. Primero se dirigió a la zona de seguridad del almacén. Por la consola pudo ver que las cámaras ocultas que tenía en el exterior estaban grabando a varias naves de la milicia y otras lanzaderas modificadas. Jörhk había oído sobre lanzaderas privadas con armamento militar. Las usaban los gansters que se repartían los bajos fondos y por lo que podía ver, también el LSH tenía las suyas, pues podía ver a Bartholome dirigiendo una.
Estaban preparando un grupo para irrumpir en el almacén por varios puntos. Por ello, Jörhk bloqueó todas las entradas y activó las trampas que hacía años había instalado, así como la bomba que tenía por si su escondite caía en manos enemigas. Una vez que dejó listos los preparativos para los milicianos y el LSH, regresó a la lanzadera.
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