La niebla casi se había disipado y los primeros rayos del Sol, empezaban a iluminar el cielo. Ofthar permanecía impasible observando las tierras al otro lado del canal. En la lejanía podía ver cómo se preparaba un grupo de guerreros en la puerta del campamento de Whaon, mientras que en el otro lado no se percibía nada de nada. Empezaba a temer que el ataque de Mhista hubiese sido rechazado o un fracaso total. Volvió la mirada y aparte de los centinelas, solo vio a Rhennast.
Una duda empezó a pasar por la mente de Ofthar. Podría haber sido todo una trampa preparada por Maynn. La alianza y la proposición de paz podrían haber sido invenciones de la mujer para hacerle seguir una estrategia que ella había pactado con Whaon. Y encima estaba usando a su amigo, para que no se diera cuenta de la verdad. Usar a Mhista como cortina para que él viera solo lo que ella quería. Si eso es así, ella debería haber escapado ya de la fortaleza.
Y no era para menos, lo que empezó como un resplandor en la lejanía se fue haciendo cada vez más notorio. Solo el amanecer fue provocando que ese resplandor fuera perdiendo intensidad. En cambio, con más luz en el cielo, hacían más claro la humareda que se levanta junto a la aldea enemiga. Era una columna de humo que ganaba en grosor cada poco tiempo.
La columna de refuerzo estuvo por un buen rato parada, sin que supiera que hacer, sus oficiales parecían esperar que alguien les dijera qué hacer. En algunos puntos se perdió la disciplina y se podía ver cómo se salían hombres y corrían desesperados hacia la aldea. Ese tiempo que perdían en tomar decisiones era crucial para Ofthar. Volvieron a hacer las señales de que estaban siendo atacados. Esas señales provocarían el caos en las filas de Whaon y sus aliados. Por lo menos eso es lo que esperaba Ofthar y sus aliados.
Casi había pasado una hora cuando la columna se separó. Un grupo se puso en marcha hacia el canal y el resto regresaron hacia la aldea. El daño ya estaba hecho, estaba seguro Ofthar. La flota tendría que estar ardiendo en esos momentos y además temían perder la fortaleza y de ese modo el control del puente sobre el canal, algo que podría poner las cosas del lado de su enemigo. Estaba seguro que Whaon, que hace poco creía que la victoria iba a ser suya, estaba viendo como se convertía todo en polvo.
Los planes hechos por Ofthar empezaron a ponerse en marcha. Cuando los primeros enemigos entraron en el puente, a paso ligero, el puente levadizo comenzó a levantarse con el duro esfuerzo de los hombres. Cuando este estuvo arriba, se cerraron las puertas y se bloquearon. Ofthar podía ver como la mirada de Elthyn pasaba de los enemigos que se aproximaban hacia él y los estandartes en la torre. No podía atacar hasta que la enseña de los Ríos ondease en lo alto de la torre.
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