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sábado, 17 de octubre de 2020

Ascenso (49)

Elthyn y Maynn regresaron muy por la tarde, después de la comida. Siguiendo las órdenes de Ofthar, se presentaron ante él según llegaron a la fortaleza. No hablaron con nadie, pues lo que habían obtenido solo lo podía oír Ofthar primero. Rhennast les llevó hasta la sala de reuniones. Ofthar le pidió a Rhennast que saliese de la habitación, algo que al hombre no gusto mucho, pero acató.

Elthyn contó que habían sido recibidos por el propio tharn Velery, así como varios tharns menores. Les habían guiado por la aldea hasta una casona en la que moraba el señor Whaon. Por las calles habían visto a muchos heridos, de los cuales la mayoría presentaban heridas de quemaduras, por lo que eran los supervivientes de la flota. Además había otros heridos, de flechas y de tajos, lo que quedaba del primer ejército de Whaon, así como de la columna del puente. También había lugareños y algunos siervos, la mayoría parecían tristes y apenados.

El señor Whaon les había recibido y les había escuchado, pero no había respondido si se rendía o no. Velery arengó a su nuevo señor a continuar la guerra. Los otros tharns se habían mantenido en silencio. El señor Whaon les había dicho que se marchasen. Pero al salir los tharns silenciosos les invitaron a comer y a hablar. Parecían más deseosos que su señor y el tharn Velery a terminar la guerra, que no traía nada ventajoso a nadie. De todas formas, no habían podido prometer nada, que su respuesta se vería al día siguiente.

Ofthar asentía con cada cosa que decía Elthyn, y cuando este terminó le permitió marcharse a descansar, pues seguro que quería tomar parte en la fiesta que estaba organizando Elthero y Rhime. El joven tharn se marchó contento y sin darse cuenta que Maynn no había salido del cuarto con él.

-   ¿Que opinión tienes de los tharns que os invitaron a comer? -preguntó Ofthar, dejándose caer en el sillón y señalando una silla, para que Maynn hiciese lo mismo.
-   Son tharns de rango menor, que ahora puede ser que tengan que asumir el cargo de líderes de sus clanes, debido a que los antiguos jefes guerreros han muerto. La mayoría de ellos no son guerreros, sino mercaderes o agricultores. Estoy seguro de que temen a que la guerra cruce los canales y ellos tengan que dirigir a los pocos hombres que quedan. Me pareció ver entre ellos a uno de los hijos de mi antiguo mar…, digo del esposo de mi hermana -explicó Maynn-. Querrán mañana negociar la paz y no dudarán en entregar a Whaon, su familia y a Velery. A este último lo odian.
-   Es curioso que Velery caiga tan mal a todas las personas -se rió Ofthar-. Entonces, ¿crees que elegirán la paz?
-   Estoy totalmente seguro -afirmó Maynn.
-   En ese caso pronto te tendré que llamar canciller Maynn -comentó Ofthar-. No creo que mañana puedan entregar a la familia de Whaon.
-   Si que lo harán, el señor Whaon acercó a su familia a la frontera, están en una población a menos de una jornada al este -Indicó Maynn-. Esperaba poder hacer una gran fiesta en Isma, una vez que la tomara. Pero debido a que vuestro ejército se puso en marcha, no los hizo pasar. En la comitiva familiar, aparte de sus hijos, viajan sus concubinas y el señor Whaon no le gusta separarse mucho de ellas.
-   Eso puede ser un gran error viniendo de un señor -murmuró Ofthar-. Bueno ya veremos lo que Ordhin nos tiene preparados. Puedes retirarte y disfrutar de la fiesta, pero recuerda, ten cuidado con dejarte ver demasiado amigable con Mhista.

Maynn le miró con ojos serios, pero no añadió nada más. Ofthar no estaba seguro de si era porque no quería discutir con él o era otra la razón para el silencio. De todas formas, a él le importaba más acallar de una vez las habladurías que los sentimientos de esa mujer. Cuando se marchó de la sala, respiró tranquilo.

Por la noche se unió a sus hombres en la fiesta, durante un rato, para comer algo y beber. La música y la cerveza corrió por el campamento. estaba seguro de que los vigías enemigos no perdían cuenta de lo que pasaba en la fortaleza. Pero no serían pillados por sorpresa, pues un buen número de hombres estaban en las empalizadas y las torres. A un grupo le habían asignado la función de centinelas. Más tarde serían reemplazados por otros que estaban en la fiesta, pero que no podían beber. Todos disfrutarían del festejo, pero sin caer en un ataque sorpresa del enemigo.

Ofthar paso por las almenas de la torre algo antes de irse a dormir. Desde allí pudo ver a los enemigos que habían colocado antorchas a lo largo del camino entre la aldea y el puente. Se les veía llegar a recoger muertos que se llevaban a la cercanía de la aldea. Allí habían levantado piras, donde despedían a sus muertos. Todos tenían una noche larga por delante, sol que unos más alegre que otros.

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