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martes, 18 de agosto de 2020

El dilema (38)

La reunión había durado más de lo que Alvho había predicho que iba a hacerlo, pero por fin él, Tharka y su escolta pudieron abandonar el subsuelo y regresar hacia su territorio. La tregua estaba firmada y pronto todos emprenderían la expedición.

-   Bueno todo ha ido como Ulmay quería, viento en popa -dijo Alvho para romper el silencio que había. Tharka no había dicho nada desde que se habían marchado de la reunión.

-   ¡Hum! -respondió Tharka.

-   Vamos Tharka, no somos niños, si hay algo que no te ha gustado, será mejor que lo sueltes -se quejó Alvho, ante la actitud del hombretón.

-   Supongo que sigo asombrado por lo que eres -indicó por fin Tharka-. Sabía que eras un asesino, pero no que pertenecieras a los oscuros. Cuando has lanzado la moneda con vuestro emblema se me ha helado la sangre y cuando has dicho que tu grupo está aliado con nuestra causa casi me muero. Ulmay no me había dicho nada sobre esa alianza.

-   Bueno, eso es porque no la hay -se rió Alvho, pero se puso serio al ver la cara de asombro de Tharka, parece que eran demasiadas confidencias en poco tiempo-. Sabes lo bueno de esta mentirijilla, que ninguno de los otros líderes intentará saber si era una farol o no. Nadie sabe dónde está su sede y nadie sabe quien es Attay, aun así tampoco se puede concertar cita de esa forma. Los moradores de las sombras o oscuros como tú los llamas no tienen un lugar real donde se reúnen. Lo hacemos de uno en uno en tabernas que suelen cambiar en cada ocasión.

-   ¿Y entonces porque les has dicho que estamos aliados? -quiso saber Tharka.

-   Por el miedo que les ha entrado, bueno a todos menos esa tonta de Vheyn -reconoció Alvho-. Además de dar peso a nuestra causa. Ahora solo falta saber si el señor Dharkme habrá aceptado o no la propuesta de Ulmay.

-   No lo dudo, porque Ulmay al igual que tú habrá usado el miedo para movilizar al hombre -aseguró Tharka, recuperando un poco su compostura y su buena cara-. Vamos a la taberna de Selvho y nos tomamos algo. Luego volveré junto a Ulmay. Pronto te haremos llegar un mensaje con las buenas noticias.

El resto del camino fue algo más animado, pero a Alvho no se le escapó que Tharka hablaba con más preocupación y temor que antes. Temía decir algo que no fuera necesario y por tanto que Alvho recibiese más información de la debida. El asunto de los oscuros seguía dando vueltas en la cabeza del hombretón, lo que le hacía ser precavido.

Cuando llegaron a la taberna, la encontraron más vacía y a Selvho algo más triste, pero al ver entrar a Alvho, su cara se iluminó. Fue hacia él a grandes pasos y si Tharka no fuera quien era lo hubiera apartado de malas formas, como si quitase a un moscón de en medio.

-   No vas a poder invitarme a nada -le dijo Alvho a Tharka cuando una de las manos de Selvho se puso sobre su hombro-. El deber me llama.

-   Mi buen Alvho, tal vez podrías amenizar esta triste taberna con un poco de diversión -rogó Selvho, aunque su tono parecía más una orden que otra cosa.

-   Eso, eso, animanos con alguna gesta de los héroes del pasado -pidió Tharka, al tiempo que pasaba su pesado brazo derecho caía sobre los hombros de Selvho y lo arrastraba hacia delante, librando la presa sobre Alvho-. Creo que tienes una buena cerveza escondida entre el aguachirre que sirves a los incautos como Alvho. Vamos se un buen tabernero y sacame una jarra.

-   Sí, sí -asentía Selvho dejándose llevar hacia la barra por Tharka y alejándolo de Alvho, que ya se dirigía a la peana donde hacía su espectáculo y donde ya le esperaba su instrumento, que Selvho seguro había tomado de su habitación.

Alvho se burló por dentro del tabernero y su curiosa suerte, tras lo que se dirigió hacia su instrumento. antes de empezar pidió un par de veces algo con lo que mojar la lengua, pues sin duda se secaría con un par de canciones. Mientras comprobaba que su instrumento estaba bien afinado, uno de los hombres de Tharka le trajo una jarra y una copa de madera. La primera llena del espumoso brebaje. Al probarlo esperaba una cerveza de ínfima calidad, pero no. Miró a la barra y allí le saludo Tharka con su copa alzada, lo que quería decir que había sido él quien le invitaba. Por lo que decidió empezar su espectáculo con uno de los cantares sobre el general Ordhalon, uno de los grandes héroes del pasado, en los tiempos de los señoríos unificados. El cantar fue bien recibido por los clientes y como era largo, podría rellenar mucho tiempo.

Mientras trabajaba se pudo dar cuenta de que Lhianne no estaba trabajando, por lo que Alvho decidió que cuando las bailarinas le sustituyesen, él podía ir a ver como estaba, y tal vez compartir algo más, como el lecho, ya que su habitación estaría fría como el hielo.

1 comentario:

  1. Saludos.

    De escritora a escritor, te felicito por tu trabajo, esfuerzo, tenacidad, generosidad por compartir tus proyectos y escritos. Adoro tu estilo y tu constancia. Espero que más y más lectores se sumen y respeten tu trabajo como mereces.

    Suara.

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