Seguidores

martes, 12 de octubre de 2021

El dilema (97)

Los arqueros de la zona de la empalizada que ardía tuvieron que saltar de la plataforma para evitar abrazarse. un tharn había llegado, desde el puesto de mando y estaba recolocando las tropas. retiraron las tropas que quedaban entre la zona del fuego y la fortaleza del norte, para evitar que quedasen copadas por enemigo. Se reintegraron en los otros grupos, que rodearon la zona que se iba a venir abajo pronto, ya era inevitable. Solo tocaba esperar, algo que hasta los Fhanggar ya tenían en mente. 

-   Therk Alvho -llamó Asbhul que había aparecido de la nada-. Retiro a todos tus arqueros y a un grupo para guarnecer la puerta principal. 

-   ¿Mi tharn, cuales son nuestras órdenes? 

-   Esperar cuando se replieguen los que están delante y aguantar hasta que se te ordene replegarte -empezó a decir Asbhul, cuando se percató que los hombres de Alvho estaban retirando los sacos de tierra de la puerta-. ¿Qué diantres están haciendo esos hombres? 

-   He tenido una idea -dejó caer Alvho. 

-   Mierda -espetó Asbhul, que se le quedó mirando-. Espero que sea buena y no nos pongas una soga en el cuello. 

-   Lo es -afirmó Alvho. 

-   Adelante, sólo me llevó a los arqueros, entonces -indicó Asbhul. 

-   ¿Y el canciller? 

-   Ya hablaré con él, si pregunta -aseguró Asbhul, haciendo que los arqueros se marchasen.

Mientras los arqueros eran evacuados al interior de los muros de piedra, la empalizada empezó a crujir y al final se vino abajo. Los troncos ardiendo rodaron hacia fuera. Fuera los Fhanggar hicieron sonar sus cuernos y los guerreros se lanzaron a la carrera hacía en hueco abierto. Al tiempo que el muro de escudos de los defensores avanzó para recibirlos en la brecha. Al poco se escuchó el golpe de los Fhanggar contra los escudos de los defensores y el choque de los escudos. 

-   Irmak, ¿qué hace el enemigo? -quiso saber Alvho. 

-   Se están moviendo hacia la brecha -informó Irmak-. Pero no tienen ninguna disciplina, se están agrupando como locos. 

-   Bien -dijo Alvho, al tiempo que tomó una de las banderas de señales, una verde, que empezó a mover.

Desde el puesto del canciller, vio la bandera y se volvió a Asbhul, que acaba de llegar. 

-   ¿Qué nos está señalando tu therk con esa bandera verde? -quiso saber el canciller. 

-   Creo que no nos lo está haciendo a nosotros -indicó Asbhul. 

-   Espera un momento, ¿porque han retirado las defensas en la puerta de la empalizada? -añadió el canciller-. ¿Por qué no están en su posición asignada? ¿qué significa esto, Asbhul? 

-   Ha tenido una idea -respondió Asbhul. 

-   ¿Qué ha ten… - la pregunta del canciller quedó silenciada por el chasquido del trabuquete de Dhalnnar, que lanzó seis tinajas a la vez-. He ordenado que no se lanzasen más tinajas. ¿Qué pasa aquí? 

-   Una idea del therk Alvho -repitió Asbhul.

Los tharns y el canciller se quedaron en silencio, siguiendo el vuelo de las tinajas, sin fijarse que los hombres de Dhalnnar estaban preparando otra carga. Las tinajas cayeron de lleno en el centro de los que querían entrar por la brecha, rompiendo la unidad entre las primeras líneas que luchaban contra los defensores y los que venían detrás. El fuego se convirtió en una nueva defensa. Los Fhanggar se movieron hacia ambos lados, para rodear el fuego, mientras algunos intentaban echar tierra sobre los alcanzados.

Un nuevo chasquido y unas nuevas tinajas alcanzaron a otro buen grupo de Fhanggar, esta vez los que intentaban rodear el primer impacto. Los mandos Fhanggar instaban a sus hombres que siguieran atacando, mientras las primeras líneas, al darse cuenta que no llegaban compañeros por detrás, donde solo había fuego, estaban empezando a perder las ganas de luchar y ese despiste fue letal para muchos de ellos.

Pero no solo los Fhanggar estaban desconcertados, el canciller Gherdhan también estaban espantados con la forma que había cambiado la batalla y ahora no sabían cómo iba a pasar. Entonces una nueva lengua de fuego apareció en el lado contrario, destrozando otro avance. Aun así, vieron que lanzar tierra al fuego, lo extinguía. Así que pronto empezaron a tapar a sus caídos, algo impensable en su religión, algo impío. Pero nuevas tinajas hacían diana y caían más guerreros por el fuego, pues avanzaban demasiado juntos, para alcanzar la brecha.

No hay comentarios:

Publicar un comentario