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sábado, 20 de noviembre de 2021

El reverso de la verdad

Marie notó que Andrei no la creía o por lo menos no estaba de acuerdo con lo que había dicho, por lo que le miró con ojos desafiantes, algo que provocó un estallido de rabia en Andrei. 

-   Has dicho que ojalá nunca te hubiera llegado la petición -espetó Andrei-. Que ahora estás escondida. Parece que lo cuentas como si no mereciera la pena la vida que tienes. Pero tal vez deberías verlo con otros ojos o desde otro punto de vista. Tú aún tienes una vida. Algo que ya no tiene Sarah. Nadie avisó de lo peligroso que era quien manejaba los hilos. Un nombre que espero que pronto me reveles. Pero volviendo a tu pobre situación, sin duda es una gran pena que tengas que estar escondida. Una vida penosa. 

-   Yo no quería decir eso -intentó arreglar Marie su metedura de pata, pero sabía que ya era imposible-. Yo… 

-   Tú, tú, tú, como no solo tú -ironizó con desprecio Andrei-. Dejate de intentar dar lastima o que sienta pena. Tú aceptaste la oferta porque querías tu parte del pastel, poco te importaban las mujeres, las jóvenes que querían ser actrices o debutar en la productora. Las habéis usado y no sois más diferentes de hombres que tu hermano y yo mismo hemos eliminado. Guichen te ha ayudado a esconderte, porque es bueno para ello, pero solo has huido, con los bolsillos llenos y las manos manchadas. Ahora deja toda esta payasada y dime quien es mi enemigo. Dime la verdad.

Los ojos de Andrei refulgían de odio. Marie tenía por seguro que ya no había tiempo para zalamerías. Andrei solo quería una cosa, un nombre. 

-   ¿En verdad me estas diciendo que no sabes quien es la persona que está detrás de todo? -prosiguió Marie, con un tono de burla-. Solo una persona podría orquestar todo y quedar impune. Si Sarah lo llegó a saber seguro que le destrozó el corazón. ¿Cómo fueron sus últimos días? ¿Estaba triste? ¿O llena de irá? 

-   Primero buscas que te tenga pena y ahora te dedicas a burlarte de mí -espetó Andrei, acercándose a Marie-. Que seas hermanastra de Guichen no te libra de que me vuelva violento. Incluso él lo entenderá. Nunca me han gustado las burlas o las bromas. 

-   Estoy seguro que hace mucho has paladeado un nombre en tu cerebro -dijo Marie, haciendo caso omiso a las amenazas de Andrei-. La pieza que falta siempre ha estado en tu cerebro. ¿Quién es el más beneficiado con la desaparición de Sarah? ¿Quién tiene las manos libres para actuar sin nuevos obstáculos? ¿Quién es el amo y señor de la productora? ¿No te ha hecho una oferta aún para comprarte la parte de Sarah? 

-   Alexander. 

-   Muy bien, has ganado el premio gordo -afirmó Marie. 

-   ¿Pero cómo? -inquirió Andrei, casi sin creérselo-. Eran muy amigos. Lo crearon todo juntos. Era su confidente. Bueno hasta que llegue yo. 

-   Tal vez esto nunca lo llegó a saber Sarah, pero Alexander fue el que primero te echó el ojo -comentó Marie-. Ya sabes de los gustos de Alexander. Nunca le perdonó que Sarah le levantase la presa. Aunque claro, él jamás te hubiera cazado, ya que tus gustos y los suyos no son los mismos. Creo que en el fondo para Alexander, la productora era tanto de Sarah como suya, incluso creo que en los últimos tiempos se creía él su único señor y odiaba a Sarah por ser ella la cabeza pública. Alexander ama los actos públicos. 

-   No me lo puedo creer -negó Andrei, dejándose caer en una silla. 

-   Que te lo creas o no, es tu problema -indicó Marie-. Pero Alexander es tu enemigo. Es el hombre que ordenó que se hicieran con el ordenador de Sarah y provocó su muerte. Es la persona que ha creado un imperio de prostitución y juego. Aunque su negocio principal es el blanqueo de dinero. Importantes grupos mafiosos de todo el mundo le contactan para ello. Por ello, debía parar la investigación de Sarah y por ello, yo me escondí. Va a limpiar todos los cabos sueltos. Y a la larga tú serás uno, junto a esta chica. Ya sabe que la has metido en un camino que va a ninguna parte. 

-   La codicia es la que metió a esta chica en el camino -explicó Andrei-. Si se hubiese mantenido alejada del dinero, ahora seguiría en su casa. Pero no ha sido así. 

-   Si tú no le hubieras buscado las vueltas a los organizadores, el cupón no hubiera estado marcado y yo tampoco -se quejo Helene.

En ese momento, Markus se empezó a reír lo que hizo que todos los presentes se volviesen hacia él, que se había mantenido en silencio, ya que se lo había pedido Marie. El rostro del hombretón se empezó a poner rojo y Marie se preocupó pensando que le iba a dar algo. Estaba seguro que era propenso a lo que había matado al padre y el abuelo de Markus. Aun así, no era la única que le estaba prestando atención. Andrei estaba interesado por saber que le hacía tanta gracia a su viejo camarada de armas.

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