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martes, 29 de marzo de 2022

Dinero fácil (9)

Patrick no dijo nada, sino que bebió un trago de su café, de forma pausada. Tras lo que miró a Eleanor. 

-   A ver, si tengo el dinero, y te puedo pagar por lo que te contrate… -comenzó a decir Eleanor. 

-   Pero no lo llevas encima -terminó la frase Patrick por ella. 

-  No, no, tengo dos mil quinientos ocho -anunció Eleanor, sacando discos de diferentes grosores y colores-. El resto te los pago en Erbock. 

-   El resto en Erbock -repitió Patrick simulando la voz de Eleanor-. Elea, tú debes creer que me chupo el dedo. Llegaremos a Erbock, te irás a hacernos el pago y ya no te volveremos a ver. Ya conozco este asunto. Pues bueno, lo que voy a hacer es tomar este primer pago y en Erbock negociaremos tus posibilidades, porque ahora son más bien escasas. 

-   ¿Como que escasas? 

-   Esto paga tu pasaje y podrás bajar a tierra en Erbock. Pero no tu hija. Y si no pagas o me la intentas jugar no la volverás a ver más -explicó Patrick-. Me parece que de esta forma todos salimos ganando, no crees. Vosotras viajaréis a Erbock y mi tripulación cobrará lo acordado. ¿Te parece bien? No hace falta que contestes, no hay negociación posible. Yo me quedó con esto y tú te puedes ir a tu camarote a descansar o a pensar.

Patrick recogió los discos de la mesa y se levantó, dejando a Elea sentada. Colocó la taza en un armario y se marchó. Estaba enfadado, ya que la mujer le había engañado en la taberna y ahora intentaba jugársela. Pues no iba a ocurrir. Podía estar muy desesperada para escapar del sistema y de su ex, pero eso no le daba opción a intentar timarle a él y a la larga a toda la tripulación. Se dirigió directo a su camarote y una vez dentro, se sentó en la cama. Debajo de la mesa, había una caja de seguridad, que abrió después de meter la clave. Allí guardaba todo lo importante. Había más discos de créditos, los pagos de los últimos trabajos, separadas en las grupos, ya que parte era los pagos de la tripulación. En el caso de los trillizos y de los ayudantes de Halwok, él mantenía una parte de sus fortunas, ya que así se lo habían pedido ellos, para que alguien se lo administrase. Otro bloque era el dinero para gastos, como el combustible o el mantenimiento de la nave. Colocó los créditos nuevos en la sección de gastos y cerró la caja.

Sacó la pistola de dónde la llevaba en la cintura. La estuvo mirando un poco, era un arma que había tenido durante demasiados años. Es verdad que Halwok la había modificado. La vieja pistola, de origen militar, tenía una mejor cadencia de fuego y se calentaba menos. La dejó sobre la mesa y se tumbó en la cama. Descansaría durante un rato, siempre que pudiera. En los últimos tiempos las pesadillas del pasado regresaban cada vez que cerraba los ojos y no le gustaba. Aun así necesitaba dormir y no podía estar dependiendo del café o de fármacos. Cerró los ojos, y se durmió.

Se despertó cuando su cuerpo chocó con fuerza contra el mamparo que separaba su camarote con el de Valerie y no pudo agarrarse a nada, cayéndose al suelo. 

-   ¿Qué cojones ha pasado? -gritó Patrick, levantándose del suelo, dolorido.

Al suelo se habían caído otras cosas, algunos libros que tenía, una tableta de imágenes, un portarretratos y su pistola. Los recogió todos. Miró que el portarretratos digital estuviera bien. Pudo ver a los tres hombres, tres cadetes con los uniformes de la armada de la Confederación y suspiró. A la derecha estaba él, a la izquierda Victor y en el centro otro joven de piel clara, con una perilla. Dejó todo lo que se había caído sobre la mesa, a excepción de la pistola que se la colgó en la cintura. Salió al pasillo y se dio de bruces con Valerie.

La mujer parecía recién salida de la cama, no llevaba la ropa de antes, sino una combinación que hacía que sus curvas estuvieran más definidas. Patrick puso una cara de sorpresa. 

-   Valerie, vístete por favor -fue lo primero que dijo Patrick, pero luego añadió-. Revisa que todos los tripulantes y nuestros pasajeros estén bien. Me dirijo al puente. 

-   Sí, capitán.

Valerie se volvió a meter en su camarote, al tiempo que Patrick empezaba a subir hacia el puente. Pronto tendría una imagen clara de lo que había pasado.

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